Desintentar Dicen los empiristas que hay que pensar y vivir acorde a la experiencia. Y una mierda. Encuentren el gozo en hacer algo contra toda lógica, y fracasen en el intento, una y otra vez, hasta pulir su técnica y equipararla a la pericia de un chimpancé pelando un cacahuete en el estrado del Congreso de los Diputados. Y no acierten al tratar de metérselo en la boca. Y descojónense, que es gratis, oigan; háganlo en la penumbra, mientras ahí afuera el bombardeo se agudiza y los rostros se van tensando, se estiran y se asimilan a caretas de tragicomedia. Polarícense, pero con estilo, pues sepan ustedes que la suciedad, tan sensible ella a lo gravitacional, tiende a ocupar los espacios cóncavos del medio, apilándose. Tiren las caretas de cartón a la basura, y fabríquense un par con algún material precioso que deje traspasar la luz a ciertas horas del día y según la incidencia del sol. Una para antes de hacer el amor, otra para después. Háganlo en casa. Truquen su caleidoscopio, utilícenlo del revés. Vean lo blanco negro, lo negro blanco. Una vez, mi psicoanalista me advirtió de que era el momento idóneo para empezar a intentar cosas. "Y una mierda" -le dije sin decírselo. "Es el momento para empezar a desintentarlo todo." Desintenten. Prueben a mear hacia arriba. Resulta realmente reconfortante reparar en las rendijas del rellano rellenas de residuos. Y no acudan al trabajo, por dios. En su lugar, compren lotería caducada y siéntense en la acera a observar los caminos invisibles que otros trazan. Traten de hacer tropezar con la mirada a aquellos que presenten un menor aplomo, y mimeticen el mecanismo de trastabillarse. Sosecorp sol natreivni, vacilen a la hora de subir al autobús, sientan verdadero pánico ante la posibilidad de olvidarse de cómo se traspasa una puerta. Desaprendan, vayan gateando a ver a la suegra y sean absolutamente incapaces de pronunciar una palabra, de comerse un yogur, de descifrar la hora en el reloj de la cocina de su amante. Desanden, o alguien les sugerirá que se dirijan hacia alguna parte que ustedes, probablemente, no han elegido. Hagan esto, o hagan lo contrario, pero háganlo antes de que les entren ganas reales de hacerlo y no tengan excusa para no llevarlo a cabo. Atenten, premeditadamente, contra sí mismos; cuéntense una y otra vez la verdad de las cosas y llórense los unos a los otros al descubrir que no hay nada más. Y muéranse. Hagan el favor.
Me permito introducir la cuchareta en este potaje de modo general porque me pregunto con frecuencia por qué padecemos los humanos d ciertos arranques. Me permito responder a la pregunta lanzada.
Me parece que cada cual tiene todo el derecho de protegerse de las valoraciones externas. Quién está dispuesto a aceptar ser juzgado. Valorar a los demás en sus actos es fácil; pero no siempre tenemos el derecho. Por demás, la mayoría de las veces innecesario... pero es un modo (inconciente?) de colocarnos en un estrado superior. Mi abuelita solía decir que "la crítica es libre". El tono de tu narración destila algo de amargura.Dolor? No es adulador sentirse "eliminado" de algunas listas... Los últimos 50 años de nta historia han dinamitado a nuestras familias. La lejanía nos volvió extraños unos a los otros.
Creo haber visto una noticia donde el mal gobierno de cuba hace una carta al presidente Obama para que este permita que los familiares de los cinco espías vengan a visitarlos a USA.. ¿Te imaginas?.. voy a investigar más al respecto.. Niurki
5 comentarios:
magnifique!!!!!
Desintentar
Dicen los empiristas que hay que pensar y vivir acorde a la experiencia. Y una mierda. Encuentren el gozo en hacer algo contra toda lógica, y fracasen en el intento, una y otra vez, hasta pulir su técnica y equipararla a la pericia de un chimpancé pelando un cacahuete en el estrado del Congreso de los Diputados. Y no acierten al tratar de metérselo en la boca. Y descojónense, que es gratis, oigan; háganlo en la penumbra, mientras ahí afuera el bombardeo se agudiza y los rostros se van tensando, se estiran y se asimilan a caretas de tragicomedia. Polarícense, pero con estilo, pues sepan ustedes que la suciedad, tan sensible ella a lo gravitacional, tiende a ocupar los espacios cóncavos del medio, apilándose. Tiren las caretas de cartón a la basura, y fabríquense un par con algún material precioso que deje traspasar la luz a ciertas horas del día y según la incidencia del sol. Una para antes de hacer el amor, otra para después. Háganlo en casa. Truquen su caleidoscopio, utilícenlo del revés. Vean lo blanco negro, lo negro blanco. Una vez, mi psicoanalista me advirtió de que era el momento idóneo para empezar a intentar cosas. "Y una mierda" -le dije sin decírselo. "Es el momento para empezar a desintentarlo todo." Desintenten. Prueben a mear hacia arriba. Resulta realmente reconfortante reparar en las rendijas del rellano rellenas de residuos. Y no acudan al trabajo, por dios. En su lugar, compren lotería caducada y siéntense en la acera a observar los caminos invisibles que otros trazan. Traten de hacer tropezar con la mirada a aquellos que presenten un menor aplomo, y mimeticen el mecanismo de trastabillarse. Sosecorp sol natreivni, vacilen a la hora de subir al autobús, sientan verdadero pánico ante la posibilidad de olvidarse de cómo se traspasa una puerta. Desaprendan, vayan gateando a ver a la suegra y sean absolutamente incapaces de pronunciar una palabra, de comerse un yogur, de descifrar la hora en el reloj de la cocina de su amante. Desanden, o alguien les sugerirá que se dirijan hacia alguna parte que ustedes, probablemente, no han elegido. Hagan esto, o hagan lo contrario, pero háganlo antes de que les entren ganas reales de hacerlo y no tengan excusa para no llevarlo a cabo. Atenten, premeditadamente, contra sí mismos; cuéntense una y otra vez la verdad de las cosas y llórense los unos a los otros al descubrir que no hay nada más.
Y muéranse. Hagan el favor.
Me permito introducir la cuchareta en este potaje de modo general porque me pregunto con frecuencia por qué padecemos los humanos d ciertos arranques. Me permito responder a la pregunta lanzada.
Me parece que cada cual tiene todo el derecho de protegerse de las valoraciones externas. Quién está dispuesto a aceptar ser juzgado. Valorar a los demás en sus actos es fácil; pero no siempre tenemos el derecho. Por demás, la mayoría de las veces innecesario... pero es un modo (inconciente?) de colocarnos en un estrado superior. Mi abuelita solía decir que "la crítica es libre". El tono de tu narración destila algo de amargura.Dolor? No es adulador sentirse "eliminado" de algunas listas... Los últimos 50 años de nta historia han dinamitado a nuestras familias. La lejanía nos volvió extraños unos a los otros.
Creo haber visto una noticia donde el mal gobierno de cuba hace una carta al presidente Obama para que este permita que los familiares de los cinco espías vengan a visitarlos a USA.. ¿Te imaginas?.. voy a investigar más al respecto..
Niurki
Nuevo post y encuestsa aqui:
http://circuitopenal.blogspot.com
gracias!
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