La maquina a triturar la palabra cumplirá cincuenta años en enero próximo. A todas las palabras perdidas, a las “amenazantes”, a las que provocan miedo en los dictadores, a las que solo salen de un lamento, de una despedida muy lejana, a todas ellas, respeto y homenaje.
A los lápices mártires de dueños con miedo, que han garabateado manuscritos y luego suavizado con adjetivos oscuros o manchas de tinta, el mensaje … Para todos ellos llegará el día en que suelten la sabia, la palabra propicia y todo cambie, como para nosotros “los sin isla”.