El horno raulista no está,- dice
El Abicu- pues, listo para hornear palitroques ciberespaciales reformistas, ni para calentar a ayunantes hipotérmicos ni mucho menos dorar gladiolos de Damas de Blanco, sino más bien para achicharrar motines de masas hambrientas y obstinadas. La era de los performances callejeros toca a su fin. Al menos para mi humilde mollera solariega, pese al posible despiste del entrevistador galo, estamos en presencia de uno de los postreros simulacros de discordia extraídos del arsenal diversionista de nuestra GESTAPO-KGW.
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