viernes, abril 30, 2010

duplicidad



«....tiene como padre al diablo
y como madre a una santa canonizada;
ríe en los templos y llora en los burdeles»
Bonaventura


2010 En simbología significa OjO- los ojos, la nariz en el centro-, precedido por el dos habla de duplicidad, adversarios, pareja, unión…

Ninguna otra cifra podía representar mejor la ERA que comienza: “estar con dios y con el diablo”, a ambos rendirle tributo en espera de que pierda el ángel –sea quién sea, el trasnochado como el de luz- y gane el más cínico sobre la tierra.

«¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?" es la forma (insolente) en que Caín responde a Dios cuando éste le pregunta por el paradero de su hermano Abel, asesinado por el mismo Caín. Dicha pregunta dista mucho de ser una exhortación moral, y es más bien una afirmación sarcástica. Actualmente se pasaría de la cuestión porque D. ios, tiene adsl y una “conexión mucho más rápida”.



16 comentarios:

Anónimo dijo...

Shakespeare decía "El demonio puede citar la Escritura para justificar designios".También puede hacerlo para deshacer la conjura.
El problema hoy es que es difícil para un bloguero comentar bajo nombre, no pueden ni hacerlo en forma correcta.
Luego dicen no fui yo, pero la mierda queda....jajja ta comico

Anónimo dijo...

Shakespeare escribió: “El príncipe de las tinieblas es un caballero”(William Shakespeare, Obras completas, “El rey Lear, Acto 3, rescena IV, Madrid, 1967, pág. 1660)y “El demonio puede citar la Escritura para justificar designios”(William Shakespeare, Obras completas, “El Mercader de Venecia, Acto 1, rescena III, Madrid, 1967, pág. 1052)”
«Se oía aullar a los perros en todos los tonos»
M. Ogniov

jijijiji amigos? jijij me meo

Anaisis dijo...

JAJJAJ SIEMPRE TAN CREATIVA QUERIDA MIA

TE DEJO ALGUNAS FRASES SOBRE LOS PERROS QUE VAN BIEN EN ESTE POST

QUE CUENTOS....

«¡oh!, es vergonzoso cuando un perro no
sabe portarse bien en sociedad»
Lanza, Los dos hidalgos de Verona
Wlliam Shakespeare

«Ha dicho que vuestro perro no era de raza
y que no valía la pena daros las gracias»
William Shakespeare

«Me gustaría, como se dijéramos, que un perro se propusiera
a ser de veras un perro, un perro en todas las cosas»
Lanza, Los dos hidalgos de Verona
Wlliam Shakespeare

«Cuando un criado se porta con su amo como un perro, todo va mal»
Lanza, Los dos hidalgos de Verona
William Shakespeare

«¡Ay, miserable perro!; si te hubiera ofrecido un paquete de excrementos
lo habrías olfateado con deleite y quizá devorado»
Charles Baudelaire

«¡Pero no es más que una mezcla de perro callejero y de cerdo!»
Antón Chéjov

«¿Qué fisonomista adivina un carácter tan rápidamente
como un perro sabe si un desconocido le es favorable o adverso?»
Honorato de Balzac

«Son iguales, pensé. Dos perros»
Los jefes, Mario Vargas Llosa

«¿qué puede uno hacer cuando
una perra en celo aplasta su
coño contra uno»
Henry Miller

«A mi puerta te arrastrabas,
me ladrabas y me aullabas
para lograr mi querer»
Paquita la del Barrio

«A menudo los perros recorren en vano los bosques y montañas»
Ovidio

«Fuiste perro traicionero,
pues mordiste aquella mano
que te daba de comer»
Paquita la del Barrio

«que me perdone tu perro
por compararlo contigo»
Paquita la del Barrio

«—¿Ha ocurrido algo?
—No, no —contestó K.—, era sólo un perro que aullaba en el patio»
Franz Kafka

Anónimo dijo...

asi es, asi andamos, asi se ha soltado la vulgaridad que por tener una pgina en internet se cree con derecho de cagar al mundo, jugando a los dos bandos. Espias, trolles de Castro confundiendo lo que se dice, haciendo daño;

saludos

Anónimo dijo...

Hay de aquellos que desconfian, porque sus dudas seran multiplicadas hasta que no recuerden ni su propio nombre ....!!!

Anónimo dijo...

como siempre digo eres parte muy importante de quien soy, pues lo fuiste en mi infancia y esos amigos son para toda la vida!!!
te quiero.

Anónimo dijo...

La verdad que el cubano ha perdido toda la moral.
Y lo que no es la moral
magnifico tu comentario una cosa es cuba en mito y otra en la realidad estan tratando de restaurar su fracasada maquinaria propangandistica que tanto han explotado en 50 anos pero que ahora le resulta imposible porque el mundo civilizado ha condenado esta vez energicamente los actos de terror , los chantajes virtuales, las difamaciones con lo mismo de siempre, la moral, la familia, lo que hace y dice la gente... alla quienes los apañan, algunos tipejos encubiertos, que esta empleando el regimen para tratar de mantener la impunidad de sus actos y crear el desconcierto, la gente se cansa de dedicar tiempo a cuba y que unos hijosdeputa envidiosos vengan a ensuciar su nombre
claro que te comprendo, yo no le aguanto la para a nincuna chiva y menos a cobardes, misoginos que se hacen los ofendidos, pero donde, donde fueron ofendidos, han acabado con la blogosfera, con la belleza de lo que se habia conseguido, increible, que tristeza, que pena Marga.
un abrazo

Anónimo dijo...

pobres ignorantes no se pueden dar cuenta de su ignorancia ni saben la camiseta que llevan puesta ; esa es la realidad ¨carneros de un troll qu entro a desbaratar las acciones por la libertad... no se ni lo que hare, la verdad que esto dejo de interesarme.

Anónimo dijo...

El odio es la venganza de un cobarde intimidado.

autor: George Bernand Shaw

Anónimo dijo...

Los cobardes

Miguel Hernández


De Vientos del Pueblo

Hombres veo que de hombres
solo tienen, solo gastan
el parecer y el cigarro
el pantalón y la barba.

En el corazón son liebres,
gallinas en las entrañas,
galgos de rápido vientre,
que en épocas de paz ladran
y en épocas de cañones
desaparecen del mapa.

Estos hombres, estas liebres,
comisarios de la alarma,
cuando escuchan a cien leguas
el estruendo de las balas,
con singular heroísmo
a la carrera se lanzan,
se les alborota el ano,
el pelo se les espanta.
Valientemente se esconden,
gallardamente se escapan
del campo de los peligros
estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma.

¿Dónde iréis que no vayáis
a la muerte liebres pálidas,
podencos de poca fe
y de demasiadas patas?
¿No os avergüenza mirar
en tanto lugar de España
a tanta mujer serena
bajo tantas amenazas?
Un tiro por cada diente
vuestra existencia reclama,
cobardes de piel cobarde
y de corazón de caña.
Tembláis como poseídos
de todo un siglo de escarcha
y vais del sol, a la sombra
llenos de desconfianza.
Halláis los sótanos poco
defendidos por las casas.

Vuestro miedo exige al mundo
batallones de murallas,
barreras de plomo a orillas
de precipicios y zanjas
para nuestra pobre vida,
mezquina de sangre y ansias.
No os basta estar defendidos
por lluvias de sangre hidalga,
que no cesa de caer,
generosamente cálida,
un día tras otro día
a la gleba castellana.
No sentís el llamamiento
de las vidas derramadas.
Para salvar vuestra piel
las madrigueras no os bastan,
no os bastan los agujeros,
ni los retretes ni nada.
Huís y huís, dando al pueblo,
mientras bebéis la distancia,
motivos para mataros
por las corridas espaldas.

Solos se quedan los hombres
al calor de las batallas,
y vosotros lejos de ellas,
queréis ocultar la infamia,
pero el color de cobardes
no se os irá de la cara.

Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta.

Anónimo dijo...

El idealista El idealista es un hombre capaz de usar su imaginación para concebir ideales legitimados sólo por la experiencia y se propone seguir quimeras, ideales de perfección muy altos, en los cuales pone su fe, para cambiar el pasado en favor del porvenir; por eso está en continuo proceso de transformación, que se ajusta a las variaciones de la realidad. El idealista contribuye con sus ideales a la evolución social, por ser original y único; se perfila como un ser individualista que no se somete a dogmas morales ni sociales; consiguientemente, los mediocres se le oponen. El idealista es soñador, entusiasta, culto, de personalidad diferente, generoso, indisciplinado contra los dogmáticos. Como un ser afín a lo cualitativo, puede distinguir entre lo mejor y lo peor; no entre el más y el menos, como lo haría el mediocre.

Sin los idealistas no habría progreso: su juventud y renovación son constantes. El idealista tiene su propia verdad y no se supedita a la de los otros; no se mueve por criterios acomodaticios, sino según ideales más altos. En cuanto a las circunstancias, su medio, la educación que recibe de otros, las personas que lo tutelan y las cosas que lo rodean, se levanta por encima de ellos: piensa por sí mismo. No busca el éxito, sino la gloria, ya que el éxito es solo momentáneo: tan pronto como llega se va.

Anónimo dijo...

El mediocre El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y así se vuelva parte de un rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente. El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde. Los mediocres no son genios, ni héroes ni santos.

Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a las que ya ha recibido por tradición (aquí se ve en parte la idea positivista de la época, el hombre como receptor y continuador de la herencia biológica), sin darse cuenta de que justamente las creencias son relativas a quien las cree, pudiendo existir hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo. A su vez, el hombre mediocre entra en una lucha contra el idealismo por envidia, intenta opacar desesperadamente toda acción noble, porque sabe que su existencia depende de que el idealista nunca sea reconocido y de que no se ponga por encima de sí.

Anónimo dijo...

Los tipos de hombres José Ingenieros dice que "no hay hombres iguales", y los divide a su vez en tres tipos: El hombre inferior, el hombre mediocre y el hombre superior; pero no arremete contra los dos primeros, sino que describe a los tres y exalta al idealista.

El hombre inferior El hombre inferior es un animal humano. Su ineptitud para la imitación le impide adaptarse al medio social en que vive; su personalidad no se desarrolla hasta el nivel corriente, viviendo por debajo de la moral o de la cultura dominante, y en muchos casos fuera de la legalidad. Esa insuficiente adaptación determina su incapacidad para pensar como los demás y compartir las rutinas comunes.

Los más, mediante la educación imitativa, copian de las personas que los rodean una personalidad social perfectamente adaptada.

Anónimo dijo...

http://www.laprovincia.es/articulos/2009/06/21/impunidad-libertad/236116.html

LA IMPUNIDAD NO ES LIBERTAD

ÁNGEL TRISTÁN, DIRECTOR DE LA PROVINCIA Y LAPROVINCIA.ES Hay muchos lectores de los diarios digitales que se quejan de la censura. "Ustedes no dejan pasar todas las opiniones; no son demócratas". Esta confusión de la gimnasia con la magnesia es muy habitual entre los que no consiguen que sus insultos y exabruptos vean la luz en los foros. Porque no se trata de opiniones, se trata, por lo general, de injurias, calumnias, amenazas, chantajes, rumores infundados, revanchas, envidias...

En la red de redes y al amparo del anonimato y la impunidad se pueden cometer auténticas barbaridades democráticas. Gracias a los cortafuegos que ponen los periódicos serios -no hablamos de muchos subproductos piratas donde hay energúmenos que vomitan su odio adobado con un enciclopédico desconocimiento- se respetan los derechos fundamentales de los ciudadanos, esos que son inalienables y que ni siquiera pueden ser ninguneados por el también derecho fundamental de información y opinión. Porque ni la Constitución ni las doctrinas del TC y del TS reconocen el derecho al vituperio y a la afrenta gratuita. La crítica es una cosa y la agresión verbal o escrita, es otra.

La veracidad, que protege al periodista cuando informa sobre actividades políticas o de dimensión pública, deshonestas, poco o nada éticas, o escándalos confirmados o presuntos de corrupción o tráfico de influencias, etcétera, no se encuentra en las ofensas infundadas y en el lenguaje barriobajero que suele emplearse desde la seguridad de que al que injuria, ofende y agravia, no le va a pasar nada, porque nadie le conoce.

cont...

Anónimo dijo...

Las 'cartas al director' de las ediciones impresas son el equivalente a los foros digitales. Pero las 'cartas al director' han de venir acompañadas de datos ciertos del remitente, nombre y apellidos, dirección, un teléfono de contacto y el carné de identidad; es lo que exigen las leyes para la oportuna identificación en caso de que algunos de los remitentes pueda incurrir en delito o falta. Con estos requisitos, perdido el anonimato, tras el que se esconden muchos cobardes y resentidos, se produce una primera criba. Después entran en acción los encargados de revisar estos textos, para que se respeten las leyes y los derechos de las demás personas. No se trata de una censura sino, en todo caso, de la defensa de los derechos constitucionales que protegen a todos, a los ciudadanos y a las instituciones. Y se trata también de aplicar con una técnica profesional las reglas que permitan el juego limpio.

En ocasiones los lectores envían textos criticando a alcaldes o concejales, con mucha razón, o descalificando a los abertzales y a ETA, y piden "por razones obvias" que no se publique su nombre sino que sus envíos vayan firmados con un seudónimo, algo que no permiten las normas la inmensa mayoría de medios de comunicación, más que en casos justificadísimos en que testigos directos o personas clave para entender una situación, explicar un atentado, no puedan ser víctimas de represalias. Suelo contestarles que esas mismas "razones obvias" pueden ser contradictorias con sus deseos. Si los periodistas firmamos todo lo que escribimos, y no nos escondemos tras alias ditirámbicos para despistar, todo el mundo puede, y debe, hacer lo mismo. Es un peaje que hay que pagar. Escribir, de lo que sea, implica un riesgo. Puede que un vecino te retire el saludo; que un agricultor se ofenda si defiendes al plátano en lugar de al tomate.

No hay dos Constituciones ni dos tipos de sentencias de los diversos tribunales: unas, que afecten a la generalidad de los medios, y otras a los digitales o a las radios y televisiones ilegales en manos de gamberros de la palabra y profetas del resentimiento y del 99 piper. La ley es igual para todos. Y todas las personas 'de a pie' tienen idéntico derecho al respeto a su honor, a su intimidad, a que se informe con veracidad, que es un método y un estado de ánimo

cont...

Anónimo dijo...

Los periodistas tenemos, a este respecto, una doble función. Por una parte debemos informar, opinar y criticar, conforme a los valores y a las exigencias constitucionales, perfectamente expresadas a través de una sólida y amplia jurisprudencia que nos convierte en uno de los países más adelantados en la materia; y por otro lado, debemos ser vigilantes y defensores de los derechos fundamentales de la generalidad de la ciudadanía. Lo cual no tiene nada que ver con la crítica a los políticos, cuando se considere que se producen actitudes que pueden no ser ilegales, pero que son inadmisibles desde la ética de las democracias modernas, mucho más exigentes en estos aspectos que las de hace medio siglo.

Algunas autoridades y representaciones se sentirán aludidas por estos argumentos, y dirán que sus derechos no son defendidos como aquí se mantiene. Pero podemos estar ante cortinas de humo que desvían la atención aprovechando decisiones puntuales sacadas de contexto, o extravagancias judiciales, cuando estamos ante comportamientos "que no son normales", como diría la Fiscalía Superior. En esta democracia cada vez más europea, pero con esfuerzo y altibajos por la rémora del franquismo social que contamina a ciertos sectores y poderes fácticos no reformados, tenemos que tender a que todos los comportamientos de los políticos y de los empresarios que se relacionen con la actividad pública sean "normales", y que no repugnen o sorprendan al sentido común de la gente corriente