lunes, marzo 03, 2025

Fallece Lincoln Díaz-Balart, excongresista y defensor de la democracia cubana




Lincoln Díaz-Balart, excongresista cubanoamericano y figura clave en la lucha por la democracia en Cuba, falleció este lunes a los 70 años, según confirmó su hermano, el congresista Mario Díaz-Balart, a través de un comunicado en redes sociales.

“Con profundo dolor anunciamos el fallecimiento de Lincoln Díaz-Balart”, expresó la familia en el comunicado. “Lo extrañaremos infinitamente”.

Nacido en La Habana en 1954, Díaz-Balart emigró a Estados Unidos, donde se convirtió en una de las voces más influyentes de la comunidad cubanoamericana. Dedicó 24 años al servicio público, incluidos 18 en la Cámara de Representantes de EE.UU., representando al sur de Florida entre 1993 y 2011. Su trabajo legislativo estuvo marcado por su firme oposición al régimen cubano y su defensa de los derechos de los inmigrantes.

Uno de sus mayores logros fue la creación del requisito democrático para el levantamiento de las sanciones estadounidenses contra Cuba, estableciendo condiciones para que estas solo fueran eliminadas si el gobierno cubano cumplía con principios democráticos.

Además, Díaz-Balart jugó un papel clave en la aprobación de la Ley de Ajuste Nicaragüense y Alivio Centroamericano (NACARA), que permitió a miles de inmigrantes centroamericanos obtener residencia legal en EE.UU. También fue cofundador del Congressional Hispanic Leadership Institute (CHLI), una organización enfocada en impulsar el liderazgo hispano en la política estadounidense.

Más allá de su carrera en el Congreso, Díaz-Balart fue un incansable defensor de los derechos humanos y la democracia, abogando siempre por la libertad del pueblo cubano.

Le sobreviven su esposa Cristina, con quien compartió 48 años de matrimonio, su hijo Daniel, su nuera Estefanía y sus nietos Lincoln Daniel y Edwin Rafael. También deja a sus hermanos Rafael, José y Mario, junto con sus respectivas familias. En 2013, sufrió la pérdida de su hijo mayor, Lincoln Gabriel.

En los próximos días se anunciará una misa conmemorativa pública para honrar su vida y legado.

El Club de los Iluminados: manual de supervivencia intelectual

 


por El ciclon de Ovas El Hombre Invisible 


El Club de los Iluminados: manual de supervivencia intelectual
Si quieres triunfar en el fascinante ecosistema de los intelectuales cubanos exiliados, no basta con escribir bien, leer a los clásicos o siquiera tener ideas propias (¿qué te crees, un genio autodidacta?). No, amigo mío, para alcanzar la cima de la pirámide cultural tienes que aprender las reglas del juego, y la primera es sencilla: obediencia absoluta a los capos intelectuales de turno.
Aquí no se trata de pensar, sino de alinearse. Tienes que identificar rápido a los jefes del cartel, esos que reparten las credenciales de “intelectual serio” con la misma precisión con la que un viejo maestro tabaquero selecciona las mejores hojas de Pinar del Río. ¿Y quiénes son estos grandes dispensadores de prestigio? Bueno, si no sabes, ya empezaste mal. Pero te haré el favor: Ponte, Rojas y compañía. Son como los padrinos de una logia invisible donde la única herejía es pensar por cuenta propia. Fiat voluntas eorum!
Todo aspirante a intelectual cubano debe aprenderse de memoria las Sagradas Escrituras del Exilio, que incluyen (pero no se limitan a) los ensayos y diatribas de los Capos. No importa si no entiendes del todo lo que dicen (ni ellos mismos a veces lo entienden), lo importante es asentir con cara de iluminado. Al final, "credo quia absurdum est" es la mejor actitud: no necesitas comprender, solo creer.
Para ganar puntos, no basta con leer a los jefes: tienes que citarlos. No importa si el tema no tiene nada que ver con lo que escribieron, lo que cuenta es mencionarlos. ¿Hablando de literatura gótica? No olvides deslizar algo como: “Como bien señaló Ponte en su brillante análisis sobre la fragilidad ontológica del exilio...” Aunque nunca haya dicho tal cosa, da igual, nadie lo verificará. Y es que, como dice el viejo adagio, "verba volant, scripta manent".
No se te ocurra cuestionar a los grandes. La duda es un vicio de mentes débiles, y en este club solo hay espacio para creyentes. Si un Capo dice que la cultura cubana está en su peor crisis de la historia, asientes; si al mes siguiente dice que está viviendo un renacimiento sin precedentes, vuelves a asentir. Adaptabilidad ante todo. "Roma locuta, causa finita", no hace falta discutir más.
En algún momento te tocará demostrar lealtad participando en el linchamiento público de algún desobediente. Alguien que osó disentir o, peor aún, ignorar a los jefes. Es tu oportunidad de oro para demostrar compromiso. Un artículo feroz, una diatriba en redes, un comentario venenoso en una tertulia... lo que sea, pero hazlo. Recuerda siempre: el tiempo pasa y las víctimas cambian, pero la lógica del sacrificio sigue intacta. Hoy destrozan a otro, pero mañana podrías ser tú.
Este es un principio básico: tú me alabas, yo te alabo. Es una cadena de favores donde todos nos citamos, nos recomendamos, nos premiamos entre nosotros. La clave está en hacer creer que el reconocimiento viene de fuera, cuando en realidad es un circuito cerrado. "Do ut des", así se mueve la rueda. No importa si el libro es mediocre o el ensayo no dice nada nuevo; lo crucial es inflarlo con solemnidad y referencias cruzadas.
Si sigues estas reglas al pie de la letra, con suerte y paciencia, un día recibirás el sello de validación: un prólogo de uno de los Capos en tu libro, una mención en una ponencia, quizás hasta una invitación a una de esas mesas redondas donde todos asienten con gravedad mientras se repiten las mismas ideas de hace 30 años. Porque al final, en este mundillo, no se trata de pensar, sino de pertenecer. Y así, "sic transit gloria mundi", y con ella, la ilusión de que alguna vez fuiste libre.

agua turbia

 

Aún no he opinado. He estado esperando que el agua turbia se asiente y deje ver, aunque sea de soslayo, lo sucedido en la Casa Blanca entre Zelenski y mi amado Trompeta. Sí, mi Trompetín, el hombre que hace que las élites y los progres lloren más que un vegano en una parrillada.
Por cierto, ayer me di una vuelta por los alrededores de Mar-a-Lago, y, créanme, se respiraba una paz celestial. Nada de gritos, pancartas ni gente agitando banderitas ajenas. Solo el suave murmullo del océano y el susurro del capitalismo bien entendido. Cuando el estrés me aprieta, doy un paseo por allí. Es terapéutico, sobre todo cuando uno se imagina con una mansión como la de mi querido Trompetín.
Ahora bien, mis primeras impresiones –como diría el célebre perfumista Cruxato– sobre este circo político giran en torno a la última moda del "fascismo fashion". Sí, ahora resulta que los mismos que ven nazis hasta en el café con leche han decidido levantar el puño cerrado, el mismo gesto que Mussolini y compañía usaban para saludar la victoria. Pero no se confundan, que ellos lo hacen por la democracia, la justicia y los unicornios de la paz mundial.
Mis estimados, los progresistas de turno han reciclado símbolos fascistas para apoyar a su comediante ucraniano favorito. Antes, el puño en alto era el grito proletario contra los malvados capitalistas. Ahora es el sello de los influencers, políticos y los fanaticos que agitan banderitas azules y amarillas sin saber siquiera ubicar Ucrania en el mapa. ¿O será que la historia les da alergia? Porque, si de levantar el puño se trata, en Cuba lo hacían con fervor los barbudos castristas cuando prometían un paraíso que terminó en colas para comprar pollo.
Hay un caso que me fascina en las RS. Un espécimen especial, de esos que ya peinan canas, pero siguen creyéndose revolucionarios democratico. Su perfil de Fb es una oda a la contradicción: banderitas, hashtags comprometidos y, por supuesto, insultos a mi Trompeta. Lo llama nazi y fascista, porque en su mente todo lo que no sea CNN equivale a Hitler reencarnado en un magnate inmobiliario.
Y como si no bastara con su manual de incoherencias, este genio ha aplaudido con entusiasmo, escribiendo autobiografía a tres esbirras de la cultura castrista: Carilda, Alicia Alonso y Rosita Fornés, tres "damas" que, además de declamar, bailar y cantar, se dieron el lujo de firmar cartas apoyando sentencias de muerte a cubanos inocentes. Pero claro, para este tipo de gente, el problema no es el comunismo, sino Trump y su "malvado" peinado.
Pero no es lo mismo? Si Trump apoya al malvado Putin, este descerebrado apoya a Fidel amigo de Putin. ¿Cuál es la diferencia? Vamos, por favor, ayúdenme a desenmarañar este rompecabezas tan profundo de una actitud tan apoteósica.
En fin, los tiempos cambian, pero la estupidez se mantiene firme, con el puño en alto y la cabeza hueca. Como dijo Bonhoeffer: “la estupidez es más peligrosa que la maldad porque las personas estúpidas no reconocen su propia peligrosidad”.