viernes, febrero 14, 2025

La Última Cena/ Cuatro apóstoles

 


Por El ciclon de Ovas El Hombre Invisible


La Última Cena
Cuatro apóstoles, cada uno con su respectivo halo de erudición, se sientan a la mesa en un banquete de los elegidos. La mediación corre a cargo del francofonismo, pasaporte cultural que otorga prestigio instantáneo a quien lo menciona con suficiencia. A su lado, la literatura neobarroca, siempre dispuesta a enredar lo simple en una maraña de palabras herméticas, y la filosofía juvenil—de Juvenal, jovial, del Espíritu Santo—porque no hay nada más solemne que la eterna adolescencia del pensamiento ilustrado.
La cena, lejos de ser un mero intercambio gastronómico, es un ritual de consagración. Aquí no se discuten banalidades; se dictan dogmas, se reparten títulos nobiliarios en la jerarquía de la cultura exiliada. Entre copa y copa, entre cita y referencia, se perfila la nueva cofradía, la de las vacas sagradas, intocables e inmunes a toda crítica. No faltan los capos de la cultura cubana, siempre prestos a marcar territorio sobre la diáspora y el destino trágico de la patria perdida, todo mientras se acomodan en sus sillones de hierro importado.
Al final, no hay Judas en esta cena, porque la traición requiere un atisbo de autenticidad, y aquí todo es calculado, coreografiado con la precisión de un ballet intelectual. La verdadera consigna no es la búsqueda de la verdad, sino la consolidación del mito, la repetición de las mismas letanías para un público que aplaude con fervor, aunque cada vez con menos entusiasmo. Y así, entre brindis y poses, se sella otra noche gloriosa para la aristocracia del exilio, que, lejos de mover montañas, se contenta con esculpirlas en mármol para erigir su propio panteón.

No hay comentarios: