Hay un muro en acecho que nos divide
Un muro invadido por ortigas
sobrio como un viudo indiferente
húmedo de lluvia milenaria
No el Muro de Jerusalén, disputado por ancestrales conflictos,
no el de Berlín, demolido por el fragor de libertades
y sediento de borrar la sangre de sus bloques
Este muro del que hablo está escondido en la selva de la vida,
no puede ser visto con telescopios ni por buscadores de estrellas
Es el muro que reclama de los enemigos
aplausos por su vulnerabilidad. Muro interior, inservible.
No hay muro más real y divisorio que el que yace en el alma.
Karin Aldrey
(Del libro Estatuas frente al muro)Carmen Karin Aldrey
Artista y escritora cubana radicada en la ciudad de Miami, USA
sOLIGREGARIOPeregrinos por el Mundo, suplemento de Arte y Poesia de
La Peregrina Magazine
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