POR ROGELIO GARCIA
El siguiente en la lista de "renuncias épicas" ha sido Gorki, el roquero cubano de la banda "Porno para Ricardo", exiliado ahora en México. En una entrevista con el periódico-crónica anticastrista del globalismo demócrata y woke, El Estornudo—sí, ese mismo que uno lee cuando quiere reírse del colmo de la ironía—le lanzan la pregunta de rigor:
«Gorki, ¿y por qué te fuiste? ¿Hastío, deseos de tomarte un respiro después de todo lo que has pasado?», pregunto una vez más.
«¿Si yo te digo, lo pones en tu artículo?». Le respondo que sí, por supuesto, cómo no hacerlo. Él continúa: «Bien. Pues escribe ahí que me fui porque me abandonaron. Más allá del castrismo y la represión, fue porque me sentí solo, como se sienten todos los opositores dignos ahora mismo en Cuba. En la supuesta oposición hay mucho descaro. Todo ese presupuesto que existe para la libertad de Cuba, todas esas organizaciones anticastristas en el exilio, ¿dónde están? Hay miles de cubanos en el exilio diciendo: “Adelante, pueblo, a las calles”. Y ya yo tengo 55 años y me cansé de ese jueguito, ya no soy ingenuo, y me arrepiento de haber evadido ese tema antes en mi vida. La gente se cree que se lucha contra la dictadura en Miami; pero no: se lucha en Cuba. Y los que luchan dentro del monstruo, sacrificando sus vidas, están solos y nadie piensa en ellos».
Y ahí lo tienes: Gorki, el tipo que ya no quiere sufrir más ni hacer sacrificios mientras acá las organizaciones se embolsan el "grant" de la NED para "liberar" a Cuba. ¿Dónde están?, se pregunta nuestro héroe. Desde su altavoz de moral impecable, exigen que el pueblo cubano luche, que salga a las calles, que se presenten en las radios para abogar por los presos políticos, mientras ellos, claro, siguen disfrutando de su cafecito en el Versailles.
Gorki se quedó solo, porque los demás miembros de la banda salieron corriendo. Su guitarrista se exilió en Miami buscando el famoso "bienestar yuma". Gorki, con la melancolía de un poeta punk, comenta: «No todos estaban dispuestos a soportar para siempre la vida del paria y del perseguido político que Gorki parecía asumir con naturalidad. Y algunos simplemente se alejaron de la banda por cuestiones familiares o porque encontraron otras metas, por ejemplo, una vida más apacible fuera de Cuba".
Después de codearse con las "organizaciones políticas y culturales" de Miami, que ahora detesta con la pasión de un desencantado, Gorki declara que el opositor en él ha muerto. Pero sigue siendo un anticomunista extraordinario, porque, bueno, algunas cosas no se sueltan así de fácil. Gorki ha unido su filosofía a las quejas de su viejo camarada Claudio Fuentes.
Gorki ya no cree en Cuba Decide, en Otaola, en los influencers de turno ni en los festivales artísticos, que van a celebrarse frente al Versailles.
Ahora Gorki es un renacido anticastrista zen, tipo Buda, luchando desde su santuario personal y, claro, sin tantas expectativas.
Ahora, los voceros de la difamación dirán que Gorki es un "agentón" o, peor aún, un tonto útil que le hace el favor a la dictadura.
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