Por Rogelio García
Querido Rogelio,
Permíteme compartir contigo una pequeña esquela sobre las últimas tendencias en el mundo artístico y cultural, donde la izquierda parece estar tomando el centro del escenario de una manera un tanto peculiar.
Últimamente, he observado cómo algunos de nuestros queridos artistas han dado un giro hacia la izquierda en sus obras y presencia pública. Uno pensaría que habían encontrado un nuevo tipo de pintura que solo puede ser apreciada desde el ángulo más radical. He tenido conversaciones de almohada con ellos, tratando de entender este repentino cambio de tono, como si hubieran descubierto que su lienzo es en realidad una pancarta política.
Recientemente, me encontré con uno de estos artistas, con la firme convicción de colaborar en un proyecto. Sin embargo, cuando mencioné la palabra "Hypermedia" y "Rialta", parecía que había pisado una mina. Tuve que declinar su propuesta, una decisión que hizo que mis tobillos temblaran más que un político en una entrevista improvisada.
Estos colegas nuestros, que han sido elevados al Olimpo del arte con una dosis saludable de arrogancia, parecen haber dejado de lado la diversidad de opiniones y se han abrazado a la izquierda con más pasión que un amante despechado a su botella de vino. Ahora, en lugar de ser críticos con el sistema, parecen formar parte del comité de bienvenida del comunismo, con invitaciones de oro a la fiesta del pensamiento único.
Hasta hace poco, estos individuos parecían estar comprometidos con medios que excluían sistemáticamente a la comunidad exiliada, como si fueran doctores en ostracismo. Y ahora, en lugar de ampliar el debate, parecen haber perdido las llaves del armario donde guardaban la diversidad de opiniones.
Es como si estuvieran siguiendo el manual de "Cómo perder amigos y alienar a la gente" de George Soros, con financiamiento incluido. Y aunque uno podría pensar que la inclusión de ciertas figuras como Juan Abreu en Hypermedia sería un paso hacia adelante, parece más bien que han construido un muro alrededor del jardín del pensamiento crítico.
Estas personas son artistas reconocidos, con una cierta dosis de arrogancia inherente al mundo del arte, como suele ser común. Sin embargo, los estimo lo suficiente como para ser honesto con ellos acerca de mis pensamientos. Considero que su lealtad hacia ciertos medios y editoriales, como Diario de Cuba, Ponte y Lasdislao, era importante. Durante años, mientras recibían generosas subvenciones, estas plataformas excluyeron sistemáticamente a la comunidad exiliada.
Rialta, por otro lado, ha adoptado una posición similar, convirtiéndose en el lugar de moda para decidir quién es quién en la literatura, como si fueran los bouncers de la fiesta literaria. ¿Y quién dijo que la Uneac necesitaba una versión alternativa? Parece que están tratando de ganar el título de "La Uneac 2: La Venganza de los Intelectuales".
La noble tarea de empoderar a la Generación O, Legna, Carlos M. y demás "emergentes" del mundillo artístico. ¡Qué gesto tan generoso y desinteresado por parte de nuestros ilustres patrocinadores! Por supuesto, no podemos olvidar mencionar que estos brillantes talentos han sido elevados a la categoría de bateadores de primera línea, aunque sus resultados sean tan esquivos como el unicornio en el jardín del Edén.
Rossie y Triff su incansable pasión por las causas de izquierda han estado en boca de todos últimamente. Parece como si de la noche a la mañana, tuMiamiblog se hubiera metamorfoseado en el epicentro del activismo progresista
Pero lo más preocupante de todo esto es que parece que algunos están dispuestos a vender su alma artística al diablo de la popularidad y el reconocimiento fácil. Y mientras tanto, el arte en Cuba parece estar tan estancado como un coche viejo en medio de un atasco de tráfico.
Así que, querido Rogelio, mientras observamos este espectáculo de egos inflados y principios vendidos al mejor postor, recordemos que siempre hay una opción: mantener la integridad artística como una brújula en medio de este maremágnum de mediocridad.
Saludos y un abrazo
El disidente.
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