sábado, julio 27, 2024

ponte las pilas y suelta ese manuscrito

 

Por Rogelio García



Lo que diga Ponte es palabra sagrada: agudo, inteligente, perspicaz, inamovible. Este emperador de la "escritura como credo" no necesita quien lo defienda, mucho menos de un filósofo sin obra (Antonio Correa Iglesias). Basta de guataquería y adulación. Vamos, el cuento está más trillado que una telenovela: Balzac escribía por encargo y vivía de ello, sin dejar manuscritos a medio hacer en el cajón.

Sí, lo admito, una obra publicada a la carrera puede tener errores e inmadurez. Pero, ¿esperar una década para sacar un libro? ¡Por favor! Carpentier escribía 500 palabras diarias y en un año tenía un libro de más de trescientas páginas. ¿Quién tiene tiempo para esperar tanto? En este mundo de gratificación instantánea, un escritor que se toma más de una década para publicar está jugando un juego peligroso. El público pierde interés, los críticos se olvidan de ti y la industria editorial sigue adelante sin esperar a nadie.
Además, el problema no es solo el tiempo. Cuando un escritor se toma más de una década para publicar, le pasa lo que Valéry decía de sus cuadernos: se convierte en un compilador estancado, frenado por sus propios miedos y dudas. La parálisis por análisis es real, amigos. En lugar de perfeccionar cada palabra, a veces es mejor soltarlo, dejarlo ir y ver qué pasa.
Y no olvidemos el mercado. Publicar con regularidad mantiene tu nombre en la mente de los lectores, crea un flujo constante de ingresos y, lo más importante, permite que tu obra evolucione y mejore con el tiempo. Esperar una década puede resultar en una obra perfecta en su mente, pero en la realidad, puede estar desconectada de la época, el público y las tendencias literarias actuales.
Así que, escritores del mundo, tomen nota: ponte las pilas y suelta ese manuscrito. La perfección es enemiga de la productividad, y en este juego, quedarse atrás no es una opción.

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