El misterioso y dramático
destino de la viuda de Arafat se asemeja al cuento de Ali Baba y los cuarenta "ya saben".
Recuerdo que recién llegada a Paris, invitaban para una conferencia pro la Palestina pobre, cercada y tatin tatan en una salida del metro donde vendían pañuelos con el juego de ajedrez que se ponían adolescentes en el cuello y también que había fotos espeluznantes.
Ese mismo día, vi a la Madame, quizás deba decirle reina de Arafat salir cargada de joyería y demás camisolas de marca por la plaza Vendome, acompañada del séquito y muchísimas jabas de lujo. En aquel 1991, en plena guerra del golfo fue mi primera idea entre campaña y realidad.
El asunto es feo, y refeo en esta tiradera de chiñones royales, porque si sale la fortuna amasada por tantos años viviendo de la venta de victimas encerradas y militarizadas por la dictadura de la catástrofe y el atentado- la gloria y la cantidad de doncellas del paraiso,son equitables al confeti humano que hagan al explotar cinturas entre civiles-; si esta mujer entrega la lista del tesoro ultrajado, espantará a la humanidad."Ya saben".
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