Los blogueros, punto y seguido“¿Existe un límite para una campaña de difamación y para un movimiento de odio?”
Yoani SánchezCada día creo menos... y pensar que un día yo también crei...
Las cosas que leo no hacen más que confirmar mi prejuicio-convicción (y como consecuencia de horas y horas de lectura de improperios, mezquindades, cultura de breteros, y demás daños colaterales) de que los cubanos somos el grupo humano más chanchullero que habita sobre la Tierra. Esto incluye, por supuesto, a varios “compañeros” infiltrados en la diáspora, lo que nos hace internacionalmente infames, por decirlo amablemente. ¿Cómo se sienten tantos comemierdas destripándose los unos a los otros por la vía de los blogs y enseñando las mil y una miseria acumuladas en forma de chismes y diretes como si se tratara de excelentes dotes de inteligencia e intelectualidad?
¿A quién debemos apoyar, a Payá Sardiñas, la marioneta favorita de José María Aznar y el Partido Popular, o Yoani Sánchez, la protegida con peluca de Moratinos y el Partido Socialista Obrero Español? ¿Cómo apoyar nada que pida turismo norteamericano y no más libertades a los cubanos? No saben acaso esos gentiles anfitriones que la mitad del pueblo americano adora y apoya a Fidel Castro? ¿De qué tratará la próxima carta a firmar por los 73 y un cuarto? ¿Recibiré alguna convocatoria para apoyar la renovación de la escalera del edificio de una bloguera, o deberé donar algo para que actualice la tarjeta gráfica y pueda ver Youtube? Vaya que con cualquiera de las iniciativas y carticas que nos gastamos estamos hechos.
Pues miren, hay tantas razones para no apoyar a ninguno de esos “famosos” que ya no sé ni por donde empezar. Lo primero son esas declaraciones solemnes de apolíticos (sinónimo del yo-no-fui) que denota una ausencia de ideología total. Lo segundo es su lealtad, pero ya conozco esa foto pasada por fotoshop: un gran trasvesti. Y como ocurre con todos los grandes guerreros por nuestra libertad, lo tercero son sus grandes verdades (Cuba será muy pronto libre y próspera) que son mucho más importantes que los hechos (a Cuba le quedan decenios de miseria y oportunismo político). Ah, esas grandes verdades veladas de los célebres disidentes y demás personalidades de la cofradía cubana: (A) la fama (B) el poder y (C) vivir del cuento.
¿Son estas celebridades de grajo y pandereta las que los cubanos quieren como gobernantes para el futuro? Tal vez no, pero quizás sean las que muchos merezcamos.
Dejando a un lado la pacotilla cotidiana, ¿por qué nadie se pregunta quienes son Francisco Chaviano, Mike Falworth, José Luís Sito, o cuanto pseudónimo cobarde aparece y desaparece en la blogosfera? ¿Por qué nadie protesta contra los infames ataques contra, por ejemplo, tres mujeres comprometidas con Cuba a su manera? ¿Cómo no les molesta la cacería de brujas contra Graça Salgueiro, Zoé Valdés, o Margarita García Alonso. Ya veo, que doloroso que alguien triunfe y que patada en los pequeños mamoncillos si ese éxito ocurre en Sudamérica, o en el exilio en Francia, esa vieja y servil república que apoya al castrismo en plena Europa.
Aquel que ataque a una verdadera opositora de Castro por el simple hecho de no ser cubana, no sabe lo que es la solidaridad. Aquel que diga que una novela es mala por no ajustarse a la realidad histórica, no ha vivido en la novela de terror cubana. Aquel que amenaza de muerte a la hija de una mujer intelectualmente superior es un impotente sexual, o como dirían en Marianao, no se le para. En Cuba, que yo sepa, sólo hay un opositor, el tipo es mulato, está preso desde hace un montón de años, y no digo su nombre para que no le caigan en piña, para que nadie lo convierta en otra celebridad, o para que los blogueros no lo insulten como gustan.
¿Cómo se siente el lector con el protagonismo de una persona que no para de ganarse premios políticos, que puede entrevistar incluso al presidente Obama y que no se siente disidente del régimen de Castro? Genuina comecaca, esa es la palabra, ¿o me equivoco? ¿Y cómo deben sentirse las que llevan tantos años luchando honestamente por la libertad de Cuba, cuando cuatro tipejos (por no llamarles maricones) vienen a ofenderlas camuflados en el anonimato con todo tipo de injurias personales. Si la libertad de Cuba pasa por la defensa injuriosa de estas celebridades habaneras fabricadas en Madrid, o por la pluma de esos impenitentes y cobardes, sólo aspiro a morir en el exilio.
Todos sabemos que los blogs son propicios al chanchullo. A mi me han dado leña en todos ellos. Desde “Secretos de Cuba” hasta el “Abicú Liberal” han servido de plataforma de insultos en mi contra. Pero todavía me sorprendo del ridículo que hacen (y aparentemente ignoran) sus propietarios al publicar tanta porquería. Quien quiera que hoy publique artículos difamatorios contra Graça, Zoé, o Marguarita, ya sabe para quién trabaja. Y que cosnte, todos trabajamos para ganar dinero, para mejorar nuestro presente y el futuro de nuestros hijos, pero las tres mujeres insultadas por estos sicarios del régimen se lo ganan honestamente, no sobándole los huevos a ningún tirano. Ese detalle vale ya una nota en su defensa.
Cada día creo menos, sobre todo cuando una bloguera ve los insultos escritos en contra de otra que no llegó a tirar la primera piedra y no es capaz de salir en su defensa aunque sólo sea por el hecho de ser mujer. No Yoani, no hay límites a tu pregunta, sobre todo si el codazo lo recibe otra. Pero que cada uno apoye a quien le venga en gana, porque en mi caso, apoyar a una célebre filóloga, sería como votar para que el chicle con sabor a manzana devenga el plato nacional cubano. Peor aún (si es que alguien puede imaginarlo aún peor) sería como desearle a Cuba la misma mierda que hoy vivimos otros 50 años más.
Y yo, que dije en Milano que no escribiría más.... punto y seguido
Carlos Wotzkow
Bienne, Julio 1, 2010