Dicen que fue cierto y sucedió en el Central Horacio Rodríguez de Limonar:
Un amigo mío, director de un Central Azucarero se arrancaba los pocos pelos que le quedaban, porque al centro de acopio de cañas se le había partido una imprescindible correa, y el técnico que las arreglaba funcionaba a nivel provincial, pues es una rotura poco frecuente. La zafra estaba a punto de detenerse y para colmo, en medio de aquel atoro se recibió un Telex: "Preparen condiciones, a las 10:00 a.m. llega el embajador de Corea". Cundió el pánico. A movilizar a todo el mundo, chapear la entrada del Batey, darle cal a los andenes, y Cultura del central a esa hora, a montar una danza china con los niños, con trencitas y abanicos de papel con forros de Bohemia. Quien rayos tiene el himno de Corea??? Ofrenda floral, censo de los chinos que quedan en el ingenio, agua embotellada para el Embajador, por si pedía agua, etc., etc. Qué coño comerá el coreano?
Pero el esfuerzo pudo más que las dificultades, y al día siguiente a las 10:00 a.m., en punto, porque los asiáticos son muy puntuales, estaban los pioneros con pañoletas en las manos; los merenderos con sólidos completos y los líquidos también; el administrador del central en guayabera, las sillas dispuestas para los cincuentenarios de la industria Azucarera y en un file con un chinito pintado afuera, el comunicado que se leería por el pionero más destacado. Como estaba previsto, a las 10:00 a.m. en punto, un jeep levantaba polvo por el terraplén. A su paso empezaron a agitar las banderitas y se corearon himnos. Al fin el vehículo se detuvo y de su puerta posterior salió un negro patillú enfundado en un grasiento overol. El Telex había copiado mal. EL EMPATADOR DE CORREAS también era un hombre puntual y dicen que se emocionó muchísimo con el recibimiento que le dieron en el central ese día.
Enviado por
Tony Carbonell
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