jueves, mayo 01, 2025

editora Kikirikí

 

Amados,
No está de más (nunca lo ha estado, aunque a veces cause sarpullidos) apoyar a nuestros artistas y emprendedores, en especial a aquellos que han llegado recientemente desde Cuba a enfrentarse con la legendaria trituradora de sueños que es "la Yuma", la máquina de moler carne que no discrimina si llegas de Oriente o Occidente cubano, si traes un doctorado en semiótica, una hernia lumbar de tanto empujar bicitaxis o una experiencia en merolico. "La Yuma" no pregunta, no espera, no perdona, mastica.
Y ahí entra el "cubiche", el espécimen tropical con alma de invento. Tiene, dicen, el don "ascentral" de reinventarse ante las dificultades. Algunos (por no decir muchos) toman el camino facial, que no es exactamente el más digno, pero sí el más cómodo. Ejercen la "birocracia" (con "b" de barbarie), el "tumbe", el "facho" cultural, la "agaranería" elegante, la vagancia organizada. Otros, más raros, casi en extinción, no creen en nadie, ni en gurús ni en "grants", y le plantan cara a la trituradora. Trabajan en cualquier cosa, desde limpiar baños hasta batir mezcla en la construcción, y se curten como el acero.
Un ejemplo reciente es nuestra queridísima (la queremos, aunque nos dé risa) "gallita kikirikí", antes conocida en ciertos círculos revolucionarios como "Tania la Guerrillera". No pudo con la carnicería, hay que decirlo. Las manos se le torcieron como a los viejos torcedores de tabaco, no de tanto escribir, sino de intentar sobrevivir cortando lomo, costillas, faldas, perniles de puerco y reses. Pero no se dio por vencida, que es lo importante en estas tierras del “sálvese quien pueda”. Siguió adelante, como buena ave de corral con ínfulas de fénix libertaria.
Después de atravesar el desierto del empleo precario, abre un negocio literario, ¿uno más? Sí, uno más. Y por eso mismo debemos apoyarla, aunque este tipo de iniciativas (con logo incluido y promesas de “edita tu obra y vuélvete visible”) abunden en la "cubichería" de la vagancia intelectual y la trampa cultural. Pero nuestra "gallita kikirikí" tiene algo más que ofrecer, tiene fe en su talento neuronal y la IA.
Ya implementó (así, con cariño) un programa de publicidad, con loguito moderno, paleta de colores disruptiva, y pretende editar, traducir, impulsar carreras literarias "de sus" clientes. Todo esto bajo el nombre comercial de "P&P Ponytail Papers", marca con ambición y moñito.
Con ayuda de la IA, que es la nueva virgen de los desamparados culturales. Una buena "aopción" (de nuevo, con amor) para estar sentada frente a una computadora, esperando quién cae en esta jungla de competencia feroz, donde "edites" y editoras funcionan como "sigüigüelas".
Yo apuesto por la "editora Kikirikí" y estoy "evaluando" seriamente enviarle un manuscrito.
Éxito, mi "querindora".

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