Significado del Superhombre de Nietzsche
El superhombre, es capaz, pues, de aceptar al muerte de Dios, de transmutar todos los valores, de volver a construir allí donde se ha destruido. Es el momento del superhombre, y con él llega el fin de la moral de siervos. No se trata, por tanto, de renunciar a los valores, sino más bien de invertirlos, de dar la vuelta a la moral de esclavos, que reniega contra la vida y construir unos nuevos, que constituyan un sí rotundo contra la misma, esto es, la moral del amo.
La moral judeo cristiana supone una negación de la vida, de la naturaleza, de la tierra, del cuerpo, y es precisamente lo que hay que recuperar, el sentido de la tierra, que se ha perdido por culpa de Sócrates y su sobre todo, a su discípulo Platón, que a con su duplicación de la realidad, consigue dar un fundamento a la religión, servir de base teórica al sinsentido del cristianismo, que da la vuelta a los verdaderos valores naturales, como el amor. En su lugar, los sustituye por resentimiento contra la vida.
El hombre actual, es un puente, es un tránsito, una camino y no una meta, ni un fin:
El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre — una cuerda sobre un abismo (Así Habló Zaratustra).
El hombre es algo que debe ser superado. Este hombre que ha de ser superado es el que sigue aferrado a la moral del esclavo, de la moral del rebaño, esa moral que desprecia la vida en la tierra y vive con la ilusión de alcanzar la inmortalidad en el más allá, y con esa idea, deja de vivir. Esta renuncia a la vida es lo que hay que superar, construir unos valores que supongan la total afirmación de la vida, y no al contrario, como ocurre con la moral tradicional. El nacimiento del superhombre solo es posible con la muerte de Dios, con la aceptación de la misma, la cual lleva al nihilismo positivo.
Características del superhombre de Nietzsche
- Rechaza la moral de esclavos, que ensalza valores como la cobardía, el miedo, la obediencia, el servilismo, el rencor y el desprecio contra la vida, en favor de la moral de amos, aquella que apuesta por el amor, el cuerpo, lo terrenal, lo trágico y lo dionisíaco.
- La moral del esclavo es la moral del rebaño, de los que siguen ciegamente las normas establecidas porque no son capaces de crear unos propios. En cambio, como el niño, el superhombre es creatividad pura, no necesita que nadie le dicte unos valores, porque ya tiene los suyos.
El superhombre es creador de valores, a diferencia del hombre actual, que toma prestados unos valores heredados por la tradición. El superhombre, en cambio, construye su propia escala de valores y voluntariamente se somete a los mismos, porque estos valores son fieles a la tierra. Es la afirmación de la vida, el creador y el dueño de su propia vida y de su destino.
El superhombre acepta el eterno retorno de lo mismo, es decir, la no trascendencia, la ausencia de finalidad. Solo existe el instante. No hay ni pasado, ni presente, ni futuro, sino devenir.
¡Mirad, yo os enseño el superhombre!
El superhombre es el sentido de la tierra. Diga vuestra voluntad: ¡sea el superhombre el sentido de la tierra! ¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra y no creáis a quienes os hablan de esperanzas sobreterrenales! Son envenenadores, lo sepan o no.
Son despreciadores de la vida, son moribundos y están, ellos también, envenenados, la tierra está cansada de ellos: ¡ojalá desaparezcan!
Así Habló Zaratustra, Friedrich Nietzsche
El superhombre, es el nuevo hombre, el que surge tras la muerte de Dios, es decir, una vez que se ha asumido que no existe un ser absoluto para dar sentido a la vida. Dios ha muerto y con él todos los valores decadentes sobre los que se funda la cultura occidental, y es el mismo ser humano quién lo ha matado.
Como consecuencia, el ser humano, náufrago en un mar de inseguridades, sin nada a lo que agarrarse, sin un fundamento de la moral, se desespera. Esto es lo que Nietzsche llama Nihilismo negativo que se opone al Nihilismo positivo, es decir, el de la persona que acepta la muerte de Dios y la pérdida de todos los valores cristianos, fruto del dualismo platónico y de su división de la realidad.
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