pataperreando por el universo virtual, alias Web.
Por Zoé Valdés.
Queridos cubanos, hijos indoblegables de Cuba, tierra querida, isla donde nací. Les escribo porque necesitamos imaginarnos unos a otros y comunicarnos unos con otros, confrontar ideas mediante (por el momento) esta misiva; la que espero lean con atención, y amor por la libertad, la justicia y la vida, tal como ha sido escrita. Me dirijo a ustedes como cubana, subrayo: solamente como cubana.
Nuestro país posee una bella historia, plena de hallazgos, heroicidades, victorias humanas individuales y éxitos dignos que mucho nos han envidiado. Pero, a partir de 1959, la consistente y auténtica historia de aquella isla -lejana ahora, de mi que vivo desde hace más de tres décadas en el exilio, al igual que numerosos compatriotas- se transformó en una pesadilla, y nos vendieron la mentira de lo contrario: de que la pesadilla había ocurrido antes de aquel año fatídico y que a partir de entonces iríamos a vivir en el paraíso.
Todo un pueblo imbuído de entusiasmo y propulsado por las predicciones de un loco se empeñó en crear ese paraíso; mientras el régimen comunista regido por una familia latifundista y mafiosa destruyó el alma de todo un país y edificó el infierno.
Más de 62 años después, once millones de cubanos malviven en el infierno rodeado de un mar teñido con la sangre de las víctimas del castro-comunismo. El 20 por ciento de su población lucha desde el exilio o el destierro para salvarles o aliviarles, de la manera que sea, incluso beneficiando sin desearlo, aunque sin remedio, al mismo régimen que los castigó a instalarse lejos de su patria.
Es hora de acabar con ese error convertido en horror e indignidad. Es hora de expulsar a la tiranía castrista del poder absoluto y de cualquier poder. Es hora de volver a apreciar la vida, a amar la libertad, a entender el genuino sentido de la justicia, y de regresar a la verdad y la dignidad de los hombres y mujeres honestos, a la verdad y compasión de Dios. Es hora de honrar a Dios y a la Virgen en nuestros héroes y en el más grande de todos los cubanos: José Martí. Es hora de obrar libres, sin rendición de cuentas a una ideología que los oprime desde hace 62 años, esa ideología es la social-comunista en su variante castro-comunista. Ha llegado la hora de retornar al orden y la ley de una Constitución vigente, la de 1940. Es hora de negar y enfrentar, de una vez y por todas, al social-comunismo, y de ser libres de pensamiento y de acciones.
Nadie puede erigirse en líder como no sea el pueblo mismo, que el 11 de julio pasado probó que ustedes, encabezando con valentía dando rienda suelta a sus anhelos, pueden ser sus propios líderes en una primera etapa, con las armas de la veracidad y con las ansias de libertad.
Al inicio dije que me dirigía a ustedes como cubana, e insisto en que así debe ser. No como escritora, ni como artista, menos como intelectual. Si en una época me creí intelectual, hoy y con la experiencia que me asiste, puedo afirmar que desprecio bastante esa palabreja que define a tantos cobardes. Los intelectuales, sí, bienvenidos sean como seres humanos y como cubanos para hacer el bien, pero no para continuar imponiéndonos el tendencioso averno desde sus pedestales de aprovechados proyectos e intereses individuales, bajo mascaradas y performances de pacotilla.
Los campesinos cubanos han hecho más por la libertad de Cuba que todos estos intelectualillos al servicio del cambio-fraude que denunció Oswaldo Payá y que, desgraciadamente, cada día se hace más evidente.
Desde el 2007 no ha habido más que premios y viajes para esos que supuestamente se publicitan y venden como “salvadores de la patria” en un auténtico mercadeo de auto-intenciones banales. Todo para ellos. Nada para el pueblo cubano. Basta ya.
Puedo asegurar que si por un lado aborrezco y menosprecio profundamente a la tiranía castro-comunista, también por el otro desestimo y desdeño a todos los que han hecho de ese país una especie de Cuba Inc, descabezando a la legítima oposición y tratando de que el mundo confunda a los patriotas cubanos con los mercachifles del raulismo fraude light.
Para acabar con la tiranía en Cuba debemos tener muy claro que la entera y absoluta libertad no es negociable, y que no significará nunca pasar de un régimen comunista a otro régimen del mismo corte, dialogando y recibiendo prebendas y status exclusivos para los recién arrimados que llegan a última hora y se autoproclaman, o los proclaman líderes. Aquí el único líder es el pueblo cubano. Lo demostró ampliamente el 11J.
Mucho menos debiéramos permitir que ningún intelectual foráneo aparezca y quiera imponer sus criterios supeditados a una ideología terrorista, e intercambiados por una participación o varias con los gastos pagos en una feria del libro en la que los escritores cubanos exiliados no pueden asistir porque se les censura y prohíbe, y tampoco los que viven en la isla contrarios al sistema, por la misma razón. Por muy “viajados” que sean y todo el cuento cansino “revolucionario” que ya aburre no tienen ningún derecho a entrometerse en nuestras merecidas ansias de libertad; por supuesto, sistema “revolucionario” para ellos y desde lejitos, ‘involucionario’ para los cubanos. No. Basta ya.
Cubanos, luchen por la libertad con las armas de su elección. Nadie puede arrebatarles el derecho a elegir esas armas ni las vías necesarias. En el instante en el que estamos, a estas alturas, nadie puede ya imponernos ni exigirnos nada como no sea que seamos libres. Luchen con fuerza dentro de esa gigantesca y espeluznante cárcel en la que han convertido a Cuba.
Los cubanos del exilio, los que no podemos regresar a la isla porque nos tienen prohibido el acceso a ella, como es mi caso, los apoyaremos con denuedo.
Lo que de ninguna manera apoyaremos ni aceptaremos es el cambio-fraude que incluye el diálogo con los opresores y que nos quieren imponer desde el régimen y desde el gobierno de Joe Biden, Barack Obama desde las sombras, y Kamala Harris. Las riendas del destino de Cuba pertenecen y deben de estar asidas por las manos de los cubanos que respetan su historia, y haciéndolo, sabrán enfrentar de manera decorosa y decente el futuro.
¡Viva Cuba Libre! ¡Viva la Libertad! ¡Patria y Libertad!
Zoé Valdés.
Zoé Valdés. Foto Marianne Rosienthal
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