sábado, noviembre 27, 2021
y Rojas crea la literatura disidente
miércoles, noviembre 24, 2021
zurdos al ataque
martes, noviembre 23, 2021
Bienaventurados los suspicaces
Bienaventurados los suspicaces
Quienes han cerrado filas en torno a Yunior condenan incluso el derecho a ser suspicaz, y en su vehemencia confunden democracia con unanimidad
LA HABANA, Cuba.- “Este es tiempo virtuoso, y hay que fundirse en él”, dijo Martí alguna vez. Los cubanos, fieles a su ideario, han hecho exactamente eso: fundirse, enloquecer, derretirse el cerebro con palabras y actitudes extremas. La última semana ha sido un jaloneo de opiniones incendiarias desde todas las orillas: Yunior García, Archipiélago, los presos políticos, “Patria y Vida”, la enfermedad de Osorbo, Luis Manuel Otero, son temas que desvelan mientras la escasez y el racionamiento se multiplican dentro de la Isla.
En apenas siete días un líder huyó a espaldas de sus compañeros de lucha; el opositor Eliecer Ávila protagonizó, desde el exilio, un exabrupto contra quienes criticaron dicha fuga; Yotuel acudió a la ceremonia de los Grammy Latinos ataviado con la bandera cubana al estilo del Drácula de Francis Ford Coppola; un periodista que experimenta sumo placer en usar su talento para agredir, se lanzó a la yugular de la actriz Beatriz Luengo con un ataque rayano en la misoginia y el racismo; y por si fuera poco, los defensores del líder escapista han decidido que nadie tiene el derecho de criticar su salida silenciosa del país, ni siquiera sus propios colegas de la plataforma Archipiélago.
Un vistazo a consciencia sobre el estado de opinión que ha dejado la partida de Yunior García, basta para apreciar que son muchos los cubanos que llevan dentro un Fidel Castro. Los intentos de silenciar cualquier comentario crítico con el manido pretexto de que lacera la unidad entre quienes se oponen al gobierno, recuerdan peligrosamente el hábito de los cuadros del Partido Comunista de posponer la discusión sobre temas incómodos porque “no es el momento adecuado”.
Quienes han cerrado filas en torno a Yunior condenan incluso el derecho a ser suspicaz, y en su vehemencia confunden democracia con unanimidad. Nada se le puede cuestionar al joven. Incluso algunos que atacaron con virulencia tremenda a Luis Manuel Otero Alcántara por haberle arreglado el cuello de la bata al médico esbirro del hospital “Calixto García”, justifican la decisión de Yunior porque “vale más exiliado, que preso o muerto”.
Bienaventurados los suspicaces, porque saben que la fuga de Yunior no fue la manera que encontró la Seguridad del Estado para salir de él. Yunior no mueve a la porción de pueblo que le quita el sueño al régimen; para eso están Osorbo y Alcántara, que siguen encerrados precisamente porque al castrismo no le conviene su energía en las calles de un país enfurecido.
Los suspicaces saben que si Yunior hubiera salido a enfrentar a la turba del repudio, lo peor que podía pasar era que le dieran, quizás, un par de pescozones y lo arrastraran a una patrulla; todo delante de la prensa extranjera que aguardaba a cien metros de su casa. Yunior García ha sido el cubano más mediático en los últimos meses. Todos los ojos estaban puestos en su chinita cabeza, en la marcha que él mismo había convocado. La dictadura no se hubiera atrevido a darle una paliza, mucho menos asesinarlo. El costo político habría sido terrible.
Un hombre con su inteligencia debió saber que la mejor opción el 14 de noviembre era salir y ser arrestado. Los cubanos de todas partes se encargarían de hacer campaña por su liberación y entonces España, tan dispuesta siempre a acoger a los disidentes del castrismo, hubiera hecho exactamente lo que hizo, pero sin necesidad de sacrificar la credibilidad de Archipiélago.
Yunior, que solo conoció el olor del Vivac muy brevemente a raíz de los sucesos del 11 de julio, se ha comportado como una víctima que lleva años siendo hostigada por la Seguridad del Estado. Un hombre que llevaba meses desafiando al régimen y aún así gozó de absoluta libertad de movimiento hasta el 14 de noviembre, incluso para tramitarse una visa “por si algo salía mal”, quiere hacerle creer al mundo que no tuvo otra alternativa.
Es inevitable pensar en las golpizas que ha sufrido Luis Manuel Otero, los secuestros, la exposición de su intimidad en redes sociales, el allanamiento a su casa, la destrucción de sus obras, la campaña mediática en su contra. Tampoco Luis Manuel es de mármol o bronce. Es solo un negro preso, al igual que Maikel Osorbo y Esteban Rodríguez; porque aunque les duela a los gendarmes de la racialidad que no quieren que se hable del tema, la solución de exiliar a los opositores blancos y encarcelar a los negros parece marcar tendencia.
La oposición que se autodenomina progresista está definiendo sus temas tabú. Prefiere mirar hacia otro lado cuando alguno de sus militantes actúa abiertamente en favor de la dictadura; no al estilo de un esbirro cualquiera, sino como un recurso estratégico para conjurar escenarios peligrosos.
Sobre tal proceder, que merece los más severos cuestionamientos, ni siquiera es posible manifestar sospechas sin ser acusado de divisionista. Nadie se ha vuelto a preguntar en qué paró aquella negociación entre una prestigiosa artista y la Seguridad del Estado, según la cual ella saldría del país a cambio de la liberación de 25 presos políticos; entre ellos Alcántara y todos los menores de edad encarcelados a raíz de las protestas.
Quien se atreve a poner estos temas sobre el tapete corre el riesgo de ser crucificado por las ciberbrigadas del repudio con lenguaje refinado, aunque no menos peligrosas que la chusma plantada frente a casa de un opositor. Son asuntos que han quedado a medias y en un olvido reprochable, mientras todos los medios de prensa se vuelven hacia el panegirista de turno, que ha comenzado ya su doble agenda anticastrista y antiembargo (no necesariamente en ese orden) en el país más comunista de Europa, el que más le ha sacado las castañas del fuego al régimen cubano.
ARTÍCULO DE OPINIÓNLas opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.
Javier Prada
La Habana, 1979. Graduado de Lengua Inglesa por el Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”, durante ocho años fue maestro en los niveles de enseñanza Medio y Superior, donde también debió impartir clases de Historia de Cuba debido al déficit de personal docente. Desde 2014 se desempeña como profesor particular de inglés. En su tiempo libre se dedica a la pesca y el dibujo. Actualmente incursiona en la prensa independiente.
La manía izquierdista de la novísima disidencia
La manía izquierdista de la novísima disidencia
Los novísimos opositores de izquierda, a falta de talento, lo aparentan, manejando un lenguaje metatrancoso, salpicado de abundantes citas de filósofos griegos, de Marx, Gramsci y los sociólogos de la Escuela de Frankfurt
LA HABANA, Cuba.- De Yunior García Aguilera me sorprendió, como a todos, su apresurada partida a España, facilitada (digan lo que digan) por el chantaje de la dictadura. Lo que no me cogió por sorpresa fue su devoción por la izquierda que no se cansa de proclamar. En realidad, nunca la ocultó. En esa devoción se basaba su esperanza de que, apelando a la Constitución, al leguleyismo castrista, las instituciones de la cultura oficial y solicitando la mediación de Silvio Rodríguez, terminaría por convencer de las buenas intenciones de la Marcha Cívica a la dictadura que todavía llamaba “revolución” y consideraba reformable.
Conozco en la disidencia a muchos así, pricipalmente jóvenes y con pretensiones intelectuales. Son esos disidentes que antes de entrar en materia anticastrista -si es que alguna vez entran y no se van antes por las ramas y se quedan enredados en ellas- creen necesario, imprescindible, declarar que son de izquierda, anticapitalistas y que aspiran, como si eso fuera posible, a un socialismo democrático y participativo.
En la plataforma Archipiélago abundan esos que, justo cuando el oficialismo arreciaba el barraje de su artillería contra ellos, atribuyéndoles siniestras intenciones a la marcha cívica, trataban de justificarse explicando que no eran de ningún modo “contrarrevolucionarios”, creían en la perfectibilidad del socialismo castrista y estaban en contra del embargo, que invariablemente llamaban “bloqueo”.
La novísima disidencia se opone al régimen de la continuidad inmovilista, por considerarlo desfasado y fallido, pero no rompe con los esquemas ideológicos del socialismo castrista, sigue atrapada en ellos, apropiada de su discurso y su metarelato, sin acabar de sacarse del alma a Fidel Castro y Che Guevara.
En Cuba, la manía izquierdista viene de lejos en la historia. En la República, luego de la revolución de 1930 contra la dictadura de Machado y hasta el triunfo de la insurgencia fidelista, en el espectro político predominó la izquierda. Y no me refiero precisamente al PSP (Partido Socialista Popular). Tanto los auténticos de Grau como los ortodoxos de Chibás eran de izquierda, socialdemócratas. Hasta Batista, que no dudó en pactar con los comunistas, fue alguna vez de izquierda.
Y luego vino el atontador bombardeo de adoctrinamiento ideológico al que han estado sometidos más de tres generaciones de cubanos durante los 62 años del régimen castrista.
No olvidemos que algunos de los más prominentes líderes de la primera oposición (Elizardo Sánchez, Manuel Cuesta Morúa, Vladimiro Roca) provenían de la izquierda.
En la mayoría de los casos de los novísimos disidentes, si no es producto de una confusa indigestión ideológica ese radicalismo izquierdista es pura pose esnobista, oportunismo. Sinvergüencería del hombre nuevo. Alharaca para llamar la atención mediática, pero sin quemar las naves, quedando bien con los muertos y no del todo mal con el matador.
Y hablo de la mayoría de los casos, porque en otros, el surgimiento de ciertos personajes es jugada preparada por el régimen para crear, a su imagen y semejanza, una oposición leal que esté disponible cuando necesite usarla para simular una apertura.
Muchos jóvenes, intoxicados desde la escuela primaria por el adoctrinamiento castrista, aunque se lo propongan, no disponen de otro discurso al que echar mano que no sea el que escucharon desde niños, cuando eran pioneritos por el socialismo. Por eso se apropian y replican con fervor de catecismo ese discurso.
Les crea sentimiento de culpa, cargo de conciencia, asquitos, que alguien pueda pensar que están a la derecha. Consideran que ser conservador abochorna, es de mal gusto, demodé. En cambio, ser progre, de izquierda, es chic, tiene onda.
La derecha, tan poco fotogénica, no parece conseguir tener la razón ni siquiera cuando efectivamente la tiene. La izquierda, que lleva la mejor parte en la guerra de los símbolos, luego de recomponerse como pudo de la debacle que significó el derrumbe del comunismo soviético en Europa Oriental, se apropió de causas de buen ver como el feminismo, el anti-racismo, el matrimonio igualitario, el multiculturalismo, el ecologismo. No importa si después que llega al poder se convierte en tiranía y tira esos temas por la borda. Hasta la justicia social queda relegada solo a los discursos.
Los novísimos opositores de izquierda, a falta de talento, lo aparentan, manejando un lenguaje metatrancoso, salpicado de abundantes citas de filósofos griegos, de Marx, Gramsci y los sociólogos de la Escuela de Frankfurt.
Estar a la izquierda, mostrarse como tal, les abre las puertas de los medios académicos e intelectuales en medio mundo. Con un poco de suerte, les lloverán los premios, las becas y los reconocimientos. Y si no los hay, no se dan por vencidos. Los lucharán denodadamente. Para autoalabarse y darse bombo no necesitan de sus abuelitas. Luego de tanto ninguneo colectivista, si de algo no carecen estos personajes de las nuevas disidencias es de petulancia, engreimiento y autosuficiencia. Se creen cosas y dándose ínfulas, haciéndose los sabihondos, los irreverentes, hablan, y escriben, hasta a veces bien, sin que alguien les haya pedido su opinión de lo que es y de lo que no es, de lo que saben y de lo que no. Lo demás es robarse el show. Y en eso, son expertos.
Algunos de estos personajes que lamentan los quieran expedientar como contrarrevolucionarios y “gusanos” (¡qué horror!), proclamándose anticapitalistas y socialistas, buscan raros posicionamientos políticos: bakuninistas, trostkistas, titoistas, etc. Y como si a alguien le preocupara su filiación sexual y las ideologías tuviesen que ver con el culo, presumen de ser pájaras y quir (así, no queer, para que no los crean pro-yanquis).
A cada rato, lanzan alguna piedrecita contra los Estados Unidos. Se encargan de recordarnos constantemente la conquista del Oeste, las bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki, los años de la segregación racial, la guerra de Vietnam. Les disgusta el american way of life. Pero eso es hasta que los dejan salir y van a parar a Miami.
Ya afincados en Miami, en México, Madrid, o donde sea, con la entrada a Cuba garantizada, siguen abogando por la izquierda y el socialismo, y hasta se muestran más comprensivos con “los defectos y los errores” del régimen castrista, que aseguran funcionaría mejor si no fuera por la hostilidad de los gobiernos norteamericanos.
¡Y con tanta payasada todavía quieren que los tomen en serio y los respeten!
ARTÍCULO DE OPINIÓNLas opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.
Luis Cino
Luis Cino Álvarez (La Habana, 1956). Trabajó como profesor de inglés, en la construcción y la agricultura. Se inició en la prensa independiente en 1998. Entre 2002 y la primavera de 2003 perteneció al consejo de redacción de la revista De Cuba. Fue subdirector de Primavera Digital. Colaborador habitual de CubaNet desde 2003. Reside en Arroyo Naranjo. Sueña con poder dedicarse por entero y libre a escribir narrativa. Le apasionan los buenos libros, el mar, el jazz y los blues.
domingo, noviembre 21, 2021
la élite ROJAS
viernes, noviembre 19, 2021
Archipiélago Rojo
Palabras de M Aldito Menendez :
viernes, noviembre 05, 2021
Zoé Valdés: Pioneros por el socialcomunismo, seremos como Gandhi
Pioneros por el socialcomunismo, seremos como Gandhi
El 15N es un movimiento recién formado en Cuba compuesto en su gran mayoría por artistas y empresarios -autorizados por el régimen- dentro de la Plataforma Archipiélago y liderado por un actor y dramaturgo cubano llamado Yunior García Aguilera, uno de los líderes a su vez del 27N, que fue cuando en el 2020 un grupo de artistas se le subió por encima del nivel al Grupo San Isidro (otros opositores de diseño), y dialogaron a puerta cerrada con el régimen a través de su ministro y viceministro de la cultura castrocomunista, sin ningún tipo de resultado real como no fuera descomponer al Grupo San Isidro, quien a su vez descompuso a la tradicional oposición real cubana.
Tras el impactante acto espontáneo del 11J en toda Cuba, cuyo único líder fue el pueblo cubano, surge esta plataforma que convoca para el próximo 15 de noviembre a manifestar pacíficamente, estéticamente vestidos de blanco, en las calles de toda Cuba, y a colgar sábanas blancas en los balcones (me imagino como homenaje a la célebre canción de Gerardo Alfonso, o para facilitarte la tarea de identificación y represión al régimen). La Plataforma pide en su marcha cívica a favor del cambio (¿cuál cambio, el cambio radical o el cambio fraude?) cuatro puntos a lo que ellos llaman "gobierno", en los que incluye, cómo no, el diálogo: "Exigiendo el cese de la violencia. Exigiendo el respeto a la libertad (incluido a última hora). Exigiendo la libertad de los presos políticos. Exigiendo el respeto a la libertad de expresión".
Son cuatro demandas con las que la tiranía se sentirá muy cómoda, como en anteriores ocasiones: probarán que en Cuba no hay violencia, el mundo les creerá como ha sucedido en el pasado en invariables oportunidades, cuando también destaparon a sus chivatientes, infiltrados que declararán que no hay un estado más libre que el cubano y, sucederá lo mismo, soltarán aquí y allá a los presos políticos que a ellos les convenga, en plan negocio; del resto se olvidarán y todos aplaudirán el magnánimo gesto de la tiranía. Proclamarán también que la libertad de expresión existe, puesto que la marcha, si llega a tener lugar tal como se ha previsto, no fue reprimida, porque no lo será seguramente.
O sea, todo lo que ha organizado la misma tiranía para borrar la explosión del pueblo el 11J, y brindar una vez más una de sus contundentes lecciones como espectáculo con el sostén y la complicidad de los opositores, cosidos a la medida del raulismo light, seguido por los puestos a dedos por el mismo Raúl Castro. Es tan evidente, que una vez más la revoltura de tripas no se puede aguantar.
Recién han sacado en la televisión a un tal agente Fernando, infiltrado desde hace más de 20 años en esa nueva oposición y hasta en la tradicional, quien declaró que en el 2018 (con fotos y todo) el líder socialista Yunior García Aguilera, al que la misma dictadura compara con Valclav Havel (pobre hombre, compararlo así tan a propósito y fácilmente), como si el pueblo cubano supiera quien fue Valclav Havel, y si no lo saben pues para contarles quién fue, y miren, de paso, aquí tenemos a uno como el checo; o sea, a la medida de Félix Dzerjinski, el que fabricó la falsa oposición de Lenin, porque "si no fabricaban la suya propia la verdadera los iría a arrasar". En fin, todo muy a lo "bolo", a lo soviético.
El caso es que el tal agente Fernando muestra fotos, donde vemos a él mismo entre Yunior García Aguilera, Reinaldo Escobar, el esposo de Yoani Sánchez (la Aung San Suu Kye cubana según el diseño de Obama y Hillary en su idea birmana de Cuba), el opositor socialista Manuel Cuesta Morúa, una de las ‘aRtivistas’ del Grupo San Isidro, Yanelis Núñez (otra de las numerosas novias de Luis Manuel Otero Alcántara, quien compite con Castro en novias, y no sólo en novias, líder del Grupo San Isidro, pro inclusivo, pro LGTBQX, Pro BLM, creador del ritmo ‘guanguanqueer’ antes de que Yotuel y compañía sonaran el ‘Patria y Vida’, frase de Fidel Castro y también socialista, quien recibió beca de Manuela Carmena para exhibir sus muñecos ‘artístico’s con las figuras de Hugo Chávez y Fidel Castro en Madrid, como anteriormente los había exhibido en la Plaza de la Revolución, en Cuba); Yanelis hoy residente en España, también trabajó o colaboró con Manuela Carmena, más el ex presidente socialista Felipe González. O sea, todo muy socialista.
¿Dónde ocurrió el encuentro público? En la famosa universidad norteamericana Saint-Louis, en Missouri, donde estudia, trabaja y se entrena, oh casualidad, OLPL (Orlando Luis Pardo Lazo, el colchonero que le puso la DSE en la cama a Rosa María Payá Acevedo). Enseguida Diario de Cuba, un gajo desprendido de Cubaencuentro, revista que salió directico de la mente de Raúl Castro, según le contaron desde Cuba a Guillermo Cabrera Infante, que dirigió el escritor secretario general del PCC en el Instituto de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), dialoguero con los famosos Maceítos, Jesús Díaz, publicó un vídeo donde un periodista entrevista sobre este acto a los también socialistas Reinaldo Escobar y Manuel Cuesta Morúa.
Ambos explicaron muy solícitos, y hasta casi certeros, lo suyo a su conveniencia, pero lo que no queda claro es cómo, si supuestamente Yunior se estrena como líder artístico-político en el 2020, ya en el 2018 el régimen castrocomunista le había dejado salir de la isla, así tan regalado, precisamente para unas conferencias en una universidad norteamericana con sabida participación en unas jornadas donde se habló del papel del ejército en los cambios políticos. Lo siento, pero no me cuadra la lista con el billete. En cuanto al agente Fernando, forma parte del drama, de la dramaturgia, quiero decir, o mejor, del performance, que llevamos soportando hace más de 62 años, entre falsos atentados al líder, falsos secuestros, falsos esto y lo otro...
Este performance en específico comenzó en el 2007, desde entonces nos están imponiendo el cambio fraude que costó las vidas -porque lo denunciaron- a Oswaldo Payá y a Harold Cepero. Un cambio fraude que quisieran coronar ahora, puesto que el mambo se afloja, porque Joe Biden les está enviando 400 vuelos semanales a la isla, plenos de víveres y donaciones. Alguien dijo ayer de manera muy clara en un Space de Twitter, que por algo estaban tan apurados construyendo hoteles, porque sabían de antemano del fraude de noviembre en Estados Unidos, y que con Biden, el gobierno estadounidense se abriría de patas al régimen comunista, como mismo hizo bajo el mando de Barack Obama; sin importarles el pueblo cubano, que no se beneficiará de nada.
Entonces, lo que tampoco se acaba de entender es que el 15N no ha sucedido todavía y ya lo venden como un gran triunfo, claro que lo es, para el régimen. Y para colmo, los que se reúnen en los Spaces acerca del 15N, donde no permiten participar a los que les ponemos las cosas claras, se remiten ahora al gandhismo, qué aburrimiento. Todo tiene que ser pacifista como lo fue Gandhi. O sea, el "Pioneros por el comunismo,
seremos como el Che" mutado en "Pioneros por el social-comunismo, seremos como Gandhi". Pero veamos, quién fue Mahatma… Lean ‘Si Gandhi era pacífico, ¿por qué fue a la guerra? Aquí, y el magnífico Edito de Juan Abreu, también en ZoePost . Además, qué manía los cubanos con echar mano siempre de los pésimos ejemplos, en lugar de tomar a Gandhi, por qué no toman a Winston Churchill, que ya vieron lo que decía de Gandhi, pero que además fue más que un mero corresponsal en la Guerra de Independencia de Cuba, donde cumplió, por cierto, su mayoría de edad.
En cuanto al resto, no nos queda más que esperar -es su única propuesta-, pero sucede que a los que nacimos con aquella basura, cada día nos queda menos tiempo y sólo hemos conocido eso: el horror. ¿Moriremos también sin conocer más que el horror en el país en el que nacimos?