sábado, mayo 10, 2025

Artefactus, la nueva cueva cultural de los comuñangas deluxe del exilio cubano.

 

Según los vientos de chisme que soplan con fuerza huracanada, se anticipa una estampida esa noche en dirección a Artefactus, la nueva cueva cultural donde convergen los comuñangas deluxe del exilio cubano. Porque sí, hasta en la diáspora se cultiva con esmero un pequeño jardín de nostalgias marxistoides, bien regado por becas, editoriales bienpensantes y selfies con aire de resistencia creativa.
Se recomienda llegar antes de las 7 p. m., sobre todo si no quieres quedar fuera del casting en vivo para la próxima novela coral sobre el trauma del exilio y su terapia a través del spoken word. Recuerda: perderte esta gala es quedarte sin la oportunidad de rozar codo con la élite literaria de la corrección, los poetas "decoloniales", los influencers de la queja bien pagada y el activismo post-castrista en clave "woke".
Lo que se anuncia no es cualquier recital: será una noche legendaria, de esas que se filtran en Instagram como si fueran la revolución estética que cambiará la narrativa del Caribe, una metáfora viva entre vasos de vino y risas cultas. El invitado especial, nos advierten, es poeta y humorista. O sea, que promete dos tipos de rimas: las escritas y las involuntarias.
Ha declarado estar preparándose a conciencia para este evento trascendental —como si se tratara de una cumbre espiritual con Mayakovski reencarnado en Miami—, y repasará su obra con la celeridad de un repartidor de Amazon. Será un revival de aquella poética de los 80 y 90, cuando ser coloquial era casi sinónimo de tener carnet del Partido y una guitarra.
Atención al detalle escénico: se dice que el viernes habrá "una bienvenida a la sombra". ¿Un performance? ¿Un acto de contrición? ¿Una convocatoria al más allá del ego literario? Nadie lo sabe. Tal vez sea una metáfora. O peor: literal.
El recital arrancará con un clásico rescatado del túnel ideológico del tiempo: "Salmo Rojo", poema dedicado con fervor adolescente al V Congreso del Partido y a ese ente ubicuo llamado Fidel (año 1991, por si alguien llevaba la cuenta).
Si todo ocurre según el libreto, allí estaré. Tal vez entre los pocos que aún se ríen en voz baja. Nos vemos el viernes. Eso sí: no mires atrás, no sea que te conviertas en estatua de sal con carnet de lector.

jueves, mayo 08, 2025

A CHAQUE EPOQUE SA COLLABORATION !

 


A CHAQUE EPOQUE SA COLLABORATION !

Dans mon enfance , mon grand-père , prisonnier durant 4 ans et demi en Allemagne durant la seconde guerre mondiale , m'expliquait que des français avaient été des '' collabos '' en fraternisant avec l'ennemi nazi .
Je ne compte plus les fois où le jeune enfant que j'étais , a du retenir mon grand-père qui voulait en découdra avec un habitant de son village , un notable comme on les appelait , cadre dans l'enseignement et qui , durant la seconde guerre mondiale , avait fait fortune en détournant les parachutages d'argent et de vivres , destinés à la résistance de Dordogne .
Cet homme qui connaissait bien l'histoire de mon grand-père durant la seconde guerre mondiale et qui connaissait également , la haine que mon grand-père lui portait , prenait un malin plaisir quand il nous voyait en train de pêcher au bord de la rivière , à le saluer par un '' Bonjour monsieur Peyronnet '' en ôtant son chapeau , ce qui rendait fou de colère mon grand-père qui réagissait au quart de tour et ne souhaitait qu'une chose , lui faire payer ses actes de collabo , lui qui , dans son camp de prisonnier , avait crevé de faim .
J'ai dès lors compris , par les mots de mon grand père , ce qu'était la collaboration et aujourd'hui encore , cela reste le modèle qui me permet de classer certains traitres de notre temps , dans le funeste camp des collabos .
Comment se fait il , qu'il n'y ait pas des millions de français , semblables à mon grand-père , qui se soulève contre ces actes de collaborations modernes , pire , comment se fait il que ces actes de collaborations modernes , soient acceptés et même , partagés , par de très nombreux français ?
Comment se fait il qu'un pseudo président qui reçoit avec les honneurs , un ex combattant d'Al-qaida qui s'était réjouit de l'attentat barbare du Bataclan en 2015 , sans que cela ne déchaine du peuple français ?
Comment se fait il que des millions de français , apportent leur soutien électoral et philosophique , à un parti politique , LFi , qui se veut être le porte parole et le grand défenseur d'un islam conquérant , responsable de la mort de centaines de français , sans qu'en face , des millions de français ne se réunissent tous comme un seul homme afin de lui faire barrage ?
Comment se fait il que des français puisent s'investir dans des ONG pro-migrants , dont le seul but est de faire venir en France , des millions d'africains et d'arabes , alors que nous savons aujourd'hui , que Phillipine , Lola et tant d'autres , sont morts de la barbarie de migrants ou d'étrangers qui n'avaient rien à faire sur notre sol ?
Comment se fait il , tout simplement , qu'une immense majorité de français , ne se soulèvent pas contre cette collaboration et n'aient pas honte de la faire savoir dès qu'un petit collabo des temps modernes , ose vomir sa traitrise de faux français ?
'' La collaboration , c'est la volonté d'effacer un peuple sur ses terres '' disait un grand homme , nous y sommes .........

look Chanel y un caracol rojo en la cabeza/ wg

 


pOR El ciclon de Ovas El Hombre Invisible 

Amados,
El 3 de mayo, en el siempre encantador, aunque a veces peligrosamente concurrido Books & Books de Miami, tuvo lugar un evento literario que podría describirse como la intersección improbable entre una superproducción cinematográfica y una epifanía cuidadosamente gestionada por la propaganda: la presentación de La costurera de Chanel, de Betty Davis.
Desde mucho antes del inicio oficial, se percibía que algo singular se gestaba. La congregación —personas de todas las edades— comenzaba a formarse con la devoción casi litúrgica de una beatificación contemporánea. Algunos llegaban con sus ejemplares ya marcados con post-its, otros ansiaban conseguir uno al vuelo, pero todos, absolutamente todos, esperaban el momento de la firma: esa liturgia laica que, en nuestros tiempos, sustituye cualquier acto de fe.
El evento en sí fue orquestado con una precisión coreográfica impecable. Armando Lucas Correa, con la elegancia dosificada de quien sabe que ha llegado, supo balancear humor, reflexión y esa rara inteligencia emocional que no se enseña en talleres de escritura. Las preguntas formuladas parecían tan precisas que bien podrían haber sido ensayadas, aunque el ambiente conservaba esa ilusión de espontaneidad que tanto gusta a los asistentes.
Pero se impone decir la verdad: muchos no lograron entrar. El evento fue víctima de su propio éxito. La sala principal rebosaba. Desde el patio y los pasillos laterales, el público se agolpaba para captar una palabra, una sonrisa, un gesto de la autora. Como si se tratara de una obra de teatro vista desde la cocina del teatro.
Y entonces apareció ella, Betty Davis, vestida de Chanel —cómo no— y coronada con un caracol en la cabeza, como si hubiese llegado directamente desde la Via Lastia de la alta costura. Una imagen que cruzaba el umbral entre la moda y la alegoría tropical. El murmullo fue inmediato: admiración, desconcierto y una envidia finamente disimulada.
En medio de todo eso, estaba yo. No anunciado, no esperado, y ciertamente no vestido para la ocasión. De negro. Como un espectro con carné de biblioteca. Me deslizaba entre la multitud con la soltura de quien no tiene nada que probar. Observaba. Anotaba mentalmente. Como el hombre invisible de Wells, aunque sin su tragedia. Lo curioso es que, al ser invisible, todo se me revelaba. Las expresiones, los susurros, las selfies nunca compartidas, las miradas esquivas entre excompañeros. Todo, a plena vista.
Lo más notable fue, sin duda, el momento de la firma. Un ritual. La fila serpenteaba en dimensiones que desafiaban la arquitectura del lugar. Una cola que podría haber rodeado la isla de Cuba, y aun así no mermaba el entusiasmo. Durante más de dos horas, Betty Davis firmó libros con la solemnidad de quien consagra panecillos. Pero lo hizo con gracia, con paciencia, con una sonrisa que desafiaba el agotamiento. Cada lector recibía más que una firma, una breve conversación, una palabra amable, un instante que luego pasará a formar parte de su autobiografía emocional.
Y Miami… Miami se lució. No fue solo un evento literario, fue una declaración de intenciones. La costurera de Chanel no llegó, aterrizó. Con pompa, con estrépito, con ese estilo que la ciudad exige y que tanto la autora como su público se merecen. La acogida fue inmensa, sin duda el inicio de un ciclo profesional crucial, no solo en términos editoriales, sino simbólicos, el libro como pasaporte hacia una narrativa más amplia, más visible, más internacional.
Hubo agradecimientos, como corresponde, a la editorial Lumen Penguin Group (USA), a los críticos, los amigos, los académicos, los fotógrafos, los periodistas, los colegas, y por supuesto, al público lector. Ese público fiel, disciplinado, que asiste como quien va a misa, pero con la esperanza de figurar en una historia de Instagram. Y se les agradece, porque sin ellos nada tendría sentido.
Yo me retiré como llegué, en silencio, sin saludar, sin ser saludado. Pero satisfecho. Porque, si bien nadie me vio, estuve allí. Fui testigo de ese cruce milagroso entre la literatura y el evento social, entre el autor y el símbolo cultural. Y eso, quiéranlo o no, tiene su magia.
Y para los escépticos que aún dudan, la literatura cubana goza de excelente salud. No necesita calidad, basta con un evento multitudinario y una presentación con glamour. ¿Textos memorables? ¿Estilo propio? ¿Reinvención del lenguaje? Bah, eso es para países sin alfombra roja. Aquí lo que hace falta es una buena foto, un look Chanel y, si se puede, un caracol rojo en la cabeza.

Felicidades a nuestra rumbera nacional, Celia Araña Cruz.

 

Amados,
¿Vieron? Casa Vacía se está llenando de oyentes o de agua… o de Colón, cuya primera nostalgia con la isla fue oír cantar los pájaros. Pero no cualquier pájaro, aquí trinan los pájaros pulperos, los que vienen con volante de encaje y pico de trovador callejero. El querido Pepeprá se lanzó con todo el atrezzo, sin miedo al empedrado. Su texto de contraportada, más que barroco o neobarroco, parece salido de una botánica de trópicos mentales: exuberante, febril, invocador. La mujer-araña canta a las orquídeas mientras le echa azúcar al poema.
No sabemos si Pepeprá chapotea en los riachos del retoricismo criollo o si simplemente decidió sembrar el jardín con flores que gritan, pájaros que bailan y octosílabos que sudan aguardiente.
Mencionar a Carpentier y a Lezama no fue gratuito, claro. Es como tocar el tambor mayor antes de que entre la comparsa. Es un acto de legitimación, de ponerse el traje de ceremonia para decir: “Yo también vengo de la tribu de los pesados”. Pero lo hace con desparpajo; no quiere ser maestro, ni discípulo. Quiere ser colega en la misma rumba del verbo.
Y ahí aparece “la maga de todos”, como tú la llamas con cariño o con ironía —no se sabe—, porque en estos bailes toda veneración es ambigua. Ella, que se burla de los almidones, es invocada para sentar cátedra… pero en chancletas, como si un pregón bastara para fundar academia. No hay problema. En este carnaval literario, las cátedras se improvisan en las esquinas, los doctorados se cantan en clave de conga, y los pájaros pulperos firman con el pico los diplomas.
¿Qué diría Borges de esta ametralladora Tonson de Pepeprá? Si nos guiáramos por la aguda sensibilidad literaria del maestro, ornitologías podría verse como una sinécdoque del lenguaje que vuela, del verbo que trina, del poema que se refugia en lo diminuto: el tintín de los tomeguines, el zunzuncito —tan erudito él— como el primer lector del cuaderno, y el jaleo pullanguero que, con su imponente sabiduría, traduce un mundo popular en una forma de saber. Aquí, ornitologías no solo sugiere un saber, sino un saber cantado, un saber que no llega de esos pesados pasillos académicos, sino del oído afinado, del cuerpo que baila, del barrio que canta.
Borges, probablemente escéptico ante tanta exuberancia tropical, podría sonreír con esa ironía que lo caracterizaba, mirando esa ornitología tan poco científica, no como un campo del saber, sino como una invención lírica del mundo, un pequeño Aleph sonoro donde todo suena, pero nada se explica. Y no olvidemos a nuestra autora, la Tojosa del Liberato, que canta a la libertad con la misma convicción con la que el Sol del batey acaricia las pieles de los esclavos en las tardes ardientes. Y en ese momento, quizás, hasta él suspendería su juicio y dejaría que el zunzuncito revoloteara, con todo su misticismo académico, por la página.
En la unidad está la fuerza… y en el panegírico, la amistad.
Felicidades a nuestra rumbera nacional, Celia Araña Cruz.

nota bene/ No te metas con las Diosas sagradas de la izquierda literaria e intelectual miamense e internacional cubana, les ha costado mucha oraciôn, alabanza de rodillas y sacrificios humanos de contemporàneas para montar al altar.... AMén! 😝

jueves, mayo 01, 2025

editora Kikirikí

 

Amados,
No está de más (nunca lo ha estado, aunque a veces cause sarpullidos) apoyar a nuestros artistas y emprendedores, en especial a aquellos que han llegado recientemente desde Cuba a enfrentarse con la legendaria trituradora de sueños que es "la Yuma", la máquina de moler carne que no discrimina si llegas de Oriente o Occidente cubano, si traes un doctorado en semiótica, una hernia lumbar de tanto empujar bicitaxis o una experiencia en merolico. "La Yuma" no pregunta, no espera, no perdona, mastica.
Y ahí entra el "cubiche", el espécimen tropical con alma de invento. Tiene, dicen, el don "ascentral" de reinventarse ante las dificultades. Algunos (por no decir muchos) toman el camino facial, que no es exactamente el más digno, pero sí el más cómodo. Ejercen la "birocracia" (con "b" de barbarie), el "tumbe", el "facho" cultural, la "agaranería" elegante, la vagancia organizada. Otros, más raros, casi en extinción, no creen en nadie, ni en gurús ni en "grants", y le plantan cara a la trituradora. Trabajan en cualquier cosa, desde limpiar baños hasta batir mezcla en la construcción, y se curten como el acero.
Un ejemplo reciente es nuestra queridísima (la queremos, aunque nos dé risa) "gallita kikirikí", antes conocida en ciertos círculos revolucionarios como "Tania la Guerrillera". No pudo con la carnicería, hay que decirlo. Las manos se le torcieron como a los viejos torcedores de tabaco, no de tanto escribir, sino de intentar sobrevivir cortando lomo, costillas, faldas, perniles de puerco y reses. Pero no se dio por vencida, que es lo importante en estas tierras del “sálvese quien pueda”. Siguió adelante, como buena ave de corral con ínfulas de fénix libertaria.
Después de atravesar el desierto del empleo precario, abre un negocio literario, ¿uno más? Sí, uno más. Y por eso mismo debemos apoyarla, aunque este tipo de iniciativas (con logo incluido y promesas de “edita tu obra y vuélvete visible”) abunden en la "cubichería" de la vagancia intelectual y la trampa cultural. Pero nuestra "gallita kikirikí" tiene algo más que ofrecer, tiene fe en su talento neuronal y la IA.
Ya implementó (así, con cariño) un programa de publicidad, con loguito moderno, paleta de colores disruptiva, y pretende editar, traducir, impulsar carreras literarias "de sus" clientes. Todo esto bajo el nombre comercial de "P&P Ponytail Papers", marca con ambición y moñito.
Con ayuda de la IA, que es la nueva virgen de los desamparados culturales. Una buena "aopción" (de nuevo, con amor) para estar sentada frente a una computadora, esperando quién cae en esta jungla de competencia feroz, donde "edites" y editoras funcionan como "sigüigüelas".
Yo apuesto por la "editora Kikirikí" y estoy "evaluando" seriamente enviarle un manuscrito.
Éxito, mi "querindora".

lunes, abril 28, 2025

El PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio y Ediciones La Gota de Agua honraron la memoria del autor y dramaturgo cubano Orlando Rossardi

 

Amados,
El pasado sábado 26, es decir, antier, tuvo lugar en la Biblioteca Regional de Coral Gables un evento que, por su trascendencia, mereció un homenaje a la figura de Orlando Rossardi, escritor, poeta y dramaturgo, auspiciado por el Pen Club y Ediciones La Gota de Agua.
Aunque la apariencia del acto prometía un momento de solemnidad literaria, lo cierto es que, en lugar de una celebración tranquila de su legado, se desató lo que podría considerarse el preludio de una guerra literaria. Como bien se dijo, la gota de agua desbordó la copa.
No hace falta ser un erudito ni Cherlo Homer para notar que los vientos soplan con una tensión palpable, como si estuviéramos al borde de un cisma intelectual. Y en este escenario, el señor Rolando Morelli, escritor y director de Ediciones La Gota de Agua, no vaciló en usar su intervención para dejar en claro que ni el "orillanismo" ni el "oportunismo" tendrían cabida entre aquellos intelectuales exiliados que se consideran genuinos. No solo estaba reivindicando la pureza del pensamiento exiliado, sino que, con su actitud, nos recordaba la rectitud que algunos se empeñan en mantener, como si no estuviera todo demasiado contaminado por el pragmatismo de ciertos discursos.
El primero de los episodios que puso al público en alerta fue cuando Morelli expuso lo que, si bien podría interpretarse de diversas maneras, parecía una denuncia directa al Museo Cubano de la Diáspora, al que acusó de actuar como un "estafador". Según sus palabras, había coordinado con el museo una presentación de una obra teatral de Rossardi, pagó dos mil dólares y, al final, lo dejaron con la brocha en el aire al exigirle más dinero. Curioso, ¿no? No hubo evento, no hubo devolución de los dos mil dólares.
Pero el clímax de su intervención llegó cuando Morelli, visiblemente irritado, comentó sobre el intento de algunos de asociar a Rossardi con una visión "pluralista"—término que, según él, había sido utilizado por los "orilleros" de marras. ¿A quiénes se refería exactamente?
Pues todo parece apuntar a un reciente evento, "Encuentros de Insularis", donde se rindió homenaje a Rossardi. En este evento, ciertos personajes intentaron vincularlo con una supuesta ideología pluralista y ecuménica, algo que Morelli consideraba incompatible con la esencia misma de lo que representa Rossardi y el exilio cubano auténtico. La sombra del pluralismo que algunos intentan colocar sobre Rossardi no parece gustarle mucho al director de La Gota de Agua.
Lo más interesante llegó cuando Morelli, sin ningún tipo de circunloquio, apuntó (creo se refería a Pepeprá), sobre quienes eran los artífices de la tentativa de vínculo entre Rossardi y la ideología pluralista del orillalismo exiliado. Según la lectura de Morelli, esta vinculación era completamente errónea. Rossardi nunca tuvo la intención de hacer de la división entre las orillas un puente entre dos realidades irreconciliables.
Pero la necesidad de algunos por "unir" lo irreconciliable no tiene límites, y en este caso, Pepeprá parecía haber sido el principal artífice de esta manipulación. Y claro, Morelli no tuvo reparos en rechazar de plano esa etiqueta infamante que intentaron colgarle a Rossardi, una etiqueta que calificó de canallesca.
El colmo de la situación, sin embargo, fue cuando Morelli dejó entrever lo que parece ser una crítica a la figura de Pepeprá, quien, según sus palabras, se comporta como un "santimbanqui", infiltrándose en las amistades ajenas, penetrando eventos culturales y manipulando figuras del exilio con obras selectas, con una astucia digna de un usurpador.
El sarcasmo era palpable y, en un giro adicional de la ironía, en el evento de ese sábado, el rostro de Joaquín Gálvez, quien había tenido la “diplomacia” de invitar a Pepeprá para hablar sobre Rossardi, reflejaba la expresión de quien acaba de presenciar el fin del mundo, como si de repente todo el universo intelectual de la diáspora estuviera en peligro de derrumbe. Y es que, indirectamente, Morelli le reprochó a su amigo Gálvez el haber invitado a Pepeprá para hablar de Rossardi, pues el poeta de Insularis no tuvo cómo contrarrestar el "orillerismo pragmático" que tanto daño hace al exilio genuino.
El pragmatismo democrático de ciertos sectores de la izquierda anticastrista, que sueñan con una “reconciliación” de las orillas, parece ignorar que esa reconciliación es solo la excusa perfecta para la usurpación, la traición y la distorsión de la verdad. Al final, todo lo que queda es un carnaval de imposturas, un desfile de engaños y traiciones.
Les dejo con la recomendación de que se tomen el tiempo de ver el video del evento, al menos los primeros 16 minutos. Estoy seguro de que no se arrepentirán. Ustedes dirán..


El PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio y Ediciones La Gota de Agua honró la memoria del autor y dramaturgo cubano Orlando Rossardi Presentadores: Dr. Rolando Morelli, Joaquín Gálvez, Luis de la Paz, Julio Estorino