por ROGELIO GARCIA
El autor de este libro ha desentrañado y revelado el misterio detrás del alias "Sardónico el Yerbita". Et latet anguis in herba. Y ahora, agárrense bien, porque vamos a sumergirnos en algunos de los pasajes más destacados de esta obra, que es mayoritariamente ficticia. Pero ojo, que hay una excepción: la detallada declaración de que la editorial Primigenios, según la exhaustiva investigación de Sardónico, ha sido identificada como una entidad en el exilio que
se dedica a lavar la cara al régimen castrista.
Sí, sí, han oído bien. Esta editorial no solo es conocida por la publicación de una antología sobre temas carcelarios, en la que participan autores muy bien conectados con la oficialidad, sino también por la crítica del poeta de Las Vegas, Augusto Rococó, quien no se muerde la lengua al decir que los textos que publica la editorial son de una calidad pésima y están repletos de errores ortográficos. Imagínense ustedes, ¡los pájaros tirándole a las escopetas! La hipocresía de Rococó es evidente, pues se le ha visto participar en la sede de la editorial Primigenios.
Pues bien, entremos en materia con un hecho que ha puesto a las fuerzas del exilio de cabeza hace apenas 4 meses. Resulta que el régimen castrista, con la ayuda de la UNEAC y el G2, logró infiltrarse en la Feria Internacional de Tampa. No hace falta relatar todos los detalles de la infiltración aquí, ya que las redes sociales, especialmente Facebook, están llenas de material que el autor ha recogido y analizado para el capítulo "El caso de la primera feria internacional del libro de Tampa" (pág. 80-88). Es un escrito que, aunque intenta ser detallado, concluye con lo más obvio del mundo: la culpa de la infiltración es del régimen, claro está.
El autor del libro, después de conversar con el máximo organizador de la Feria, lo exonera de cualquier responsabilidad. ¡Qué conveniente! Sin embargo, es bien sabido que todo fue una treta meticulosamente orquestada: mantener la información del programa de la Feria oculta hasta el último momento para no levantar sospechas. En resumen, según el relato del autor, Sicilia fue penetrada por el castrismo sin que él tuviera nada que ver. Por supuesto, Sardónico es un buen amigo del principal responsable de este escandaloso evento cultural, que no solo organiza la Feria, sino que también blanquea la imagen del régimen.
Y antes de terminar esta primera entrega sobre el libro que desvela las maniobras de la UNEAC y el G2 en el exilio, quiero que disfruten una anécdota, un microrelato que el autor plasma en el capítulo "El compañero bisexual". Sardónico relata que, en 2009, fue acosado por un bisexual que quiso "penetrarlo", aunque no queda claro si fue una penetración sexual o una infiltración de inteligencia por parte del castrismo. Lo cierto es que, según el escrito de Sardónico, en una reunión de juego de dominó, uno de los jugadores le pasó la pierna varias veces con una incisiva mirada erótica. No sé ustedes, pero qué mal gusto tenía ese agente para meterle mano al imperativo Sardónico.
No menciona el nombre del depredador, pero una investigación sugiere que, de ser cierta, la reunión (con Sardónico, un corredor con malas pulgas) tuvo lugar en un apartamento donde hoy se encuentra el estadio de béisbol de los Marlins. Se piensa que el sujeto lascivo se dedicaba a editar libros y a publicar en una editorial con cierto prestigio en el exilio. Todo esto es pura especulación, pero Sardónico mantiene viva la llama del amor. ¡Imagínense ustedes, hasta en el amor, Sardónico se ve envuelto en tramas dignas de una novela!
"In tempore belli, veritas prima victima est".
Segunda entrega
En este libro, que según chismes de pasillo podría hacer su debut en la Feria del Libro de Miami en noviembre, el autor, conocido en los bajos fondos como Sardónico el Yerbita, se lamenta de ser el blanco recurrente del bullying cortesía de algunos devotos agentes castristas en Miami.
Como quien no quiere la cosa, el apodo de 'Yerbita' parece estar ligado a su afinidad por la marihuana y otros placeres ilícitos, mientras que 'Sardónico' hace referencia, al
parecer, a su inseparable sonrisa postiza, esa que siempre lleva puesta como si de un accesorio más se tratase.
No voy a perder el tiempo tratando de descifrar lo que Sardónico nos cuenta en ese jugoso capítulo titulado “Sembrando dudas, robando tiempo y asesinando reputaciones”. Las imágenes que acompañan el texto están justo aquí abajo, por si les pica la curiosidad. Mientras tanto, el buen señor Augusto Rococó no se queda atrás, quejándose de que unos agentes con mucho tiempo libre pasaron por su casa con la intención de 'penetrarlos' (y bueno, aquellos que hayan tenido el placer de visitar su mansión en Las Vegas, más les vale ir poniendo sus barbas en remojo).
Lo que realmente me divierte aquí es cómo el señor Sardónico, ese viejo zorro en el arte de crear caricaturas y hacer bullying a escritores exiliados, ha sido convenientemente pasado por alto. Corrían los locos años de 2009 y 2010, cuando aún deambulaba por las calles de Miami y la fiebre de los blogs estaba en su punto álgido. Unos años antes, había surgido el blog «Cuba Inglesa», con un sabor claramente anticubano, editado por el siempre maquiavélico Sardónico. En ese rincón de la red, nuestro amigo se dedicaba a convertirlo en un patio de recreo para la estupidez y los ataques gratuitos a cualquiera que se atreviera a dar su opinión.
Muchos de los comentarios anónimos, insidiosos, caricaturescos y burlescos que se lanzaban contra esos escritores, llevaban la inconfundible marca de Sardónico el Yerbita.
Pero, como buen protagonista de este culebrón, no se quedó ahí. En 2012, decidió dar un paso más y creó el blog anónimo “Cuba Immersa”, donde con gran entusiasmo se dedicaba a ridiculizar y a publicar imágenes grotescas de escritores como Ignacio Granados, Zoé Valdés, Margarita Alonzo, Baltazar Santiago, Yoani Sánchez, y otros ilustres personajes de la blogosfera cubana. “Quid pro quo”, diría él; pero nosotros sabemos bien que aquí, la única moneda de cambio fue la mala leche.
¿Y entonces de qué se queja Sardónico? Si es precisamente a él a quien le debemos el inicio del bullying y del asesinato de reputaciones de los escritores mencionados. Es curioso que no incluya en su bodrio policiaco que él mismo es, en realidad, un agente de la división de la difamación y el desmadre. Vamos, que el hombre no solo predica, sino que también practica, y con entusiasmo. Si hubiera un premio al cinismo, Sardónico se lo llevaría de calle, porque parece que se le olvida que fue él quien encendió la chispa de toda esta hoguera. Así que, “caveat emptor”, amigos, porque cuando se trata de Sardónico, las cosas nunca son lo que parecen.
nota bene
muy pocas veces en la vida se tiene la oportunidad de ver como un Karma le cae en la cabeza a un HP. Dios nos libre de desear mal a nadie cuando anda tan perforado de maldad.
El tema de los "grants" en el libro policiaco de Sardónico es como un cigarro barato: lo fumas, pero el sabor no convence. Todo el mundo sabe para qué sirven esos "grants" en Estados Unidos, pero el buen Sardónico Añel, con su sonrisa de pillo maniguero, siempre encuentra la manera de esconder las verdaderas razones por las que se quedó sin su grant, ese que durante más de cinco años manejó como si fuera un magnate de pacotilla. ¡Qué tipo!
Dicen que en ese
tiempo se embolsó más de 400 mil dólares en grants federales. ¿Y por qué no le renovaron el grant? Pues, porque parece que el hombre no era de fiar: se habla de que usaba el dinero para darse sus gustos personales, incluyendo marihuana, en lugar de dedicarse a la cultura.
Al final, de cultura solo vimos unos pocos libros y un festival donde los gastos eran mínimos. Así que, ¿400 mil dólares de los impuestos del pueblo? ¡Vaya negocio! Pero claro, el sardónico Añel no se quedó callado. Con su lengua afilada, se fue directo contra Manuel Milanés y Claudio Fuentes, acusándolos de ser agentes del castrismo y de tenerle envidia. ¡Qué cosas!
"Sic transit gloria mundi"
En la mente perturbada y desquiciada de Armando Añel, alias Sardónico el Yerbita, parece resonar constantemente el eco de los agentes del G2, alimentando una obsesión paranoica y compulsiva. Sin embargo, a pesar de sus falaces afirmaciones, carece del valor necesario para nombrarlos y denunciarlos ante las autoridades competentes, lo cual es un acto alarmante de encubrimiento.
Su comportamiento difamatorio sigue el mismo patrón de aquellos que siembran discordia
y difaman sin fundamento. Es solo cuestión de tiempo antes de que las agencias de investigación en EE.UU. lo obliguen a responder por las acusaciones que insinúa pero nunca concreta. Al no revelar nombres ni ubicaciones, Sardónico se coloca peligrosamente en la misma posición que el aparato represivo castrista al que tanto critica.
El libro que acaba de publicar Sardónico está lleno de insinuaciones, indirectas y distorsiones, pero carece de pruebas sólidas que respalden sus afirmaciones. Ante esta situación, he decidido enviar una copia al FBI para que investiguen y determinen quiénes son los supuestos agentes del G2 que Sardónico encubre.
En la imagen que acompaña este post, Sardónico se desborda en afirmaciones, asegurando que en varios apartamentos de Miami se reúnen agentes del G2, entregados a excesos de alcohol, donde homosexuales y bisexuales son presuntamente utilizados para labores de infiltración castrista. Sin embargo, al no proporcionar detalles específicos como nombres o direcciones, crea una atmósfera de sospecha sin ofrecer pruebas concluyentes. Y ni se diga el tono homofobico.
Es inquietante pensar que uno de esos apartamentos mencionados por Sardónico, tal vez en Hialeah, podría estar relacionado con lugares como la Casa de los Borrachos o la Casa del Ser, donde se han reunido escritores de renombre, cuyos nombres no es necesario mencionar aquí.
No quiero creer que Sardónico esté encubriendo información, ni que el "gordito" de la Casa de los Borrachos sea tan convincente como para manipular la mente de estas grandes figuras. Estoy convencido de que esto no es más que otra difamación, un acto que parece ser parte del patrón de conducta habitual de Sardónico, el cobarde.
"Mendacem memorem esse oportet".