Momento de “destinée”, palabra judía que expresa el cambio, lo que toca, la decisión, la misión personal en la vida.
Cualquier palabra podría desparramarse como leche hervida sobre los altares –cualquiera levanta uno: cuatro palos de ego desmesurado, y se forma el ruido, el cohete que limita, impone lo que vale, lo que no- a ojos vistas santifica o condena con la ligereza vulgar de quien dicta, juzga, omite, nombra.
Humildad, recogimiento mayor, los hombres han salido de las cárceles, y viajan- muchos por primera vez suben al avión, ¿qué les espera, qué les depara el cambio, qué será de ellos, en ese Madrid que tanto amo y donde pululan los cubanos sin papeles, otros sin trabajo, qué susto les acompaña…? Pasé por ello…
El destino gira, como una carta de tarot tirada al viento.
Pido, que les vaya bien, rezo por ello. En momentos como este callo, y al Hombre le doy la mano.
El resto: trafico de información, ecos, sobras; ofrendas variadas, imposición de otros santos, relleno de vacuidad humana.