En conversación con Vanessa Gaardeng sobre la triste desaparición de pollos en mi perfil de Facebook, muchos recuerdos se han impuesto. La hambruna en Cuba, en esos principios del noventa era tan intensa, y diabólica, que si alguien te regalaba un pollo, tenías el día más feliz del año.
A gallo regalado no se averiguaba el corral.
Por eso quiero tener mi gallinero virtual, para cuando a un compa le entre la nostalgia regalarle uno, por haber sobrevivido.
Estén agradecidos por las aves que salvamos.... apuesto a que ningún cubano recuerda cuántos huevos exactamente se comió?
Los de la libreta, los que robo en los nidos, los que encontró en cualquier cajón...
a ustedes de decir....el más aproximado se gana un pollo.