Hoy domingo y dentro del programa de Cuba, democracia y sabrosura, quiero otorgar un premio especial “universal” a mi peine. Me llego de Miami, vía Estela, quien lo olvido en casa, es un peine 100 por ciento gusano, y con él aprendí a desenmarañarme los pelos. Día tras día, dos o tres veces separa greñas, nudos, alisa, saca malas ideas, rectifica, avanza por el sendero capilar y me permite claridad en la cabeza.