miércoles, diciembre 15, 2021

Quién inventô el concepto 'elite cubana de gran valîa?



La élite patriota cubana surgiô con la Primera Oficoda del exilio.



El concepto 'élite de artistas patriotas de gran valîa' no lo inventô Rafael Rojas,  es creaciôn de Ernesto Hernàndez Busto, actualmente periodista de Cybercuba, quien tuvo el primer espacio financiado con Grants -desde Buch- llamado Penûltimos dîas,  junto a Zoe Valdés, con el blog I  que lleva su nombre.  


Eran muy amigos y decidîan quién valîa en el exilio y en Cuba; perseguîan a la gente,  hacîan campana para rejoder a todos, y esto durô hasta la salida de Yoani, bajo el fraude de un blog con quejas de canisteles que fue impulsado mediante trolles, mucho capital y bluff al rango de 14 quilos y medio, mediante broncas e insultos que estremecieron la virtualidad.


Ambos destruyeron la blogosfera, promovieron a Sànchez, su esposo Escobar, y a toda la parafernalia de voces que surgieron en el 2006, pero cuando empezô el reparto de viajes, grants, Zoe quedô obsoleta, se peleô a muerte con Bustos y lo llama desde entonces 'Pàjaro tieso'.


Bustos se asociô con los ganadores(financiados por USA): Rojas (UNEAC del exilio) y Ponte(Diario de Cuba) y le dieron raya a Zoe, durante meses. 


La complicidad Bustos/Valdés fue nombrada como la Primera Oficoda cubana por el totalitario control que ejercîan, sin su permiso, no era posible nombrar  artista u obra, ni relatar la trayectoria de nadie, o caîa una real desgracia y el asesinato social.


La actual élite, resultado de mentes enfermas, resurge con el mismo estatuto de enchufados  fascistas, y  la complicidad de la Habana, los medios de prensa independientes, becas, exposiciones, publicaciones y elogios sin sentido,ONG falsas para blanquear capital y la insistente promociôn de Carlos Aguilera, desde Praga (Inkubadora),  dos editoras anti exilio, Rialta e Hypermedia y el espacio de Soros, El estornudo.


Lo que fue una Oficoda de control de centro derecha, se transformô en Sede Mundial del Programa izquierdista cubano que busca reformas para salvar a la Dictadura de sanciones mayores.


El vuelco radical, lleva intrînsico el odio hacia todo artista que no apoye publicamente pertenecer a la radicalidad zurda, sostenida por la profusiôn de entrevistas, menciones y criticas que no reposan en ninguna Obra singular que condene seis décadas de censura.


El veneno, la exclusiôn y el desafortunado altar en que montan a Tania Brugueras ( reparte cocaina en una Bienal, después de imitar a Ana Mendietta y a Fidel Castro con las palomas posadas en los hombros de Yoani S), Carlos Manuel Alvarez (tarado esquizofrenico que lleva una pluma en el fondillo sin despegar un texto ajeno a su autoleyenda de pasamuros en San Isidro) Legna Rodrîguez (oscura escribidora de versos mal punteados, famosa por un poema que lleva como sujeto pollos fritos contra pollos asados en Miami, cronista de aliados, prenada con un perchero), Lavastida (recortador de afiches del Departamento de Orientaciôn Revolucionaria, tras un comienzo flojito realizando murales cederistas), Coco (victoriosa comunista con cerebro rojo encendido), Enrisco (autoproclamado presidente de la futura Cuba), Alcàntara (ensamblador de desechos de la Habana Vieja), unidos bajo la bandera de Mariela a representantes de falsas minorîas oprimidas -lesbicas, gay, raciales, el programa completo del progre- sale al exilio con traductores, editoras, y promotores encargados de resaltar el vacîo y la mediocridad ambiental de los aprovechados.


Zoe quedô relegada al plano de 'enemiga', y el resto florece bajo aplausos. La mentira se ha instalado desde hace tres décadas, no han dejado terreno para que siembre obra cubano, el elenco aprieta las riendas, deja a su paso un cementerio de silenciados y deforma cualquier biblioteca o recuento de escritores y artistas visuales del archipièlago cubano.


 Los padres intelectuales defienden el reparto de quién vale y a quién censurar, uno escondido como columnista/ busca premios para zurdos de 'la élite'; la otra se encarga de la PUB negativa. La guerra continûa.

sábado, diciembre 11, 2021

Noticias del enchufado en Madrid


Hoy se conmemora el #HumanRightsDay2021. Hemos nos reunidos con @pablodiazespi, @RobertoVeigaG, @yuniortrebol y a Massiel Rubio de @CubaProxima y gracias por compartir sus ideas sobre la situación en Cuba Drapeau de Cuba. Gracias a Miguel Ángel Aguilar @CarlosdeAmberes por animar el debate.



 

jueves, diciembre 09, 2021

PRISIONEROS POLITICOS CUBA


 SOS encadré805 political prisoners in Cuba in the past 12 months

SOS encadré712 prisoners since Nov, 2021 SOS encadré562 prisoners since July 11 alone.

viernes, diciembre 03, 2021

el entierro de la cultura cubana

 


George
El baro globalista a raudales corriendo,los Rojas en control y el castrismo detrás jalando los títeres y asegurando su supervivencia. Es increíble el nivel d engaño en el q tienen a todos con el cuento d los luchadores cívicos

 es lo que estaban buscando, Jorge, millones dedicados a inventar una seudocultura elitista de izquierda, que divide aûn màs las creaciones de cubanos y, de paso, entierre a los artistas del exilio.



Lo mismo 8 que 88

Imagen M Aldito Menéndez

Por M Aldito Menéndez.

Hace unos días la revista británica Art Review colocó a los integrantes del Movimiento San Isidro y 27N en el puesto número 88 de su ranking “Power 100” de los artistas más influyentes del mundo en 2021… y enseguida todos los guanajatabeyes de la aldea cultural cubana -incluyendo a Rialta, Árbol Invertido, Archipiélago y El Estornudo, entre otros izquierdosos travestidos de opositores- se alborotaron. Imagínense, si lo dice una revista inglesa debe ser verdad; pensaron los recolectores y fumadores de cohibas, ignorantes de que la susodicha publicación es más china que británica y más roja que un Bloody Mary. Se le ve el plumero desde los años 60, cuando permitió que algunos críticos de arte alabaran en sus páginas los méritos del realismo socialista soviético y ya no pararon de criticar al neocolonialismo capitalista y de ensalzar a las culturas no alineadas y emergentes del tercer mundo y bla, bla, bla, hasta que en 2018 se deschavaron por completo y dedicaron un número entero al legado de la Internacional Situacionista (esa especie de marxismo para intelectuales, feministas y LGTBIQ que tanto gusta a los niñatos de la farándula artística habanera), y un año más tarde la revista fue definitivamente adquirida por Modern Media Holdings; multimillonaria plataforma multimedia china que se dedica a comprar medios informativos, artísticos y tecnológicos por todo el mundo con el disimulado objeto de maquillar la imagen internacional del gigante asiático y, al mismo tiempo, perjudicar la de Occidente.

Argumenta el libelo comunistoide euroasiático que el 11 de Julio marcó un antes y un después en la historia de Cuba e insinúan que los artistas de San Isidro y el 27N fueron sus impulsores; lo cual es una talla súper jorobá -expresión popular cubana que señala una manipulación del lenguaje con propósitos turbios-; pues si bien es cierto que las múltiples y masivas protestas que ocurrieron el 11 de Julio de 2021 a lo largo de toda la isla tuvieron una magnitud sin precedentes en la historia de las luchas del pueblo cubano contra la tiranía castrista, es totalmente falso que ningún artista o intelectual tuviera algo que ver con su organización o algún protagonismo durante los hechos. La amigable y apacible sentada del 27 de Noviembre en el portal del Ministerio de Cultura, rogando sin carteles ni pancartas más derechos culturales para el gremio de artistas, y más parecida a la foto grupal de una reunión sindical que a una protesta, no tuvo repercusión fuera del mundillo intelectual cubano y mucho menos inspiró al asfixiado y desesperado pueblo cubano a lanzarse a las calles para exigir con firmeza libertad, comida y medicinas. Por otra parte, Otero Alcántara -el monitor de aeróbic que dice ser artista y llama Movimiento a la gente que visita su casa en la calle San Isidro- se enteró de las protestas del 11J como todo el mundo, cuando las noticias llegaron a las redes, y así lo dijo en un vídeo que colgó ese día, en el que anuncia que saldría inmediatamente para la calle a sumarse a las marchas populares; aunque nadie le vio un pelo en las mismas. Supuestamente fue detenido por la policía no más salir de su casa y desde entonces se encuentra en la cárcel; pero de eso tampoco hay pruebas ni testigos.

Y no es el único que se hace el preso para ver el entierro que le hacen: Hamlet Lavastida afirma haber estado prisionero en Villa Marista, la sede del G2 o policía política castrista, pero nadie lo vio entrar o salir del edificio ni tuvo compañeros de celda que atestigüen su estancia. Y Tania Bruguera, esa otra artista que no pinta e intelectual que no escribe, de ideas feministas y socialistas por más señas, insiste en que sufrió arresto domiciliario durante meses y que el G2 mantuvo decenas de patrullas y policías frente a su casa para impedirle salir a la calle; sin embargo, cosa extraña, nunca se le ocurrió hacer una foto de dicho fenómeno.

Pero volviendo a la dichosa lista, afirma Art Review que se elabora mediante las aportaciones de más de 30 panelistas y colaboradores repartidos por todo el mundo, pero -al más puro estilo del periódico Granma- no mencionan el nombre de ninguno. “Cada uno de ellos -continúa diciendo el también anónimo editorial- utiliza tres criterios para evaluar quién está dando forma al desarrollo del arte contemporáneo en su localidad: que las personas en cuestión hayan estado activas durante los últimos 12 meses; que lo que hagan esté dando forma al tipo de arte que se produce actualmente; y que su impacto pueda considerarse global y no puramente local”; y yo me pregunto qué estarían fumando los 30 misteriosos panelistas cuando creyeron ver cumplidos dichos requisitos en gente como Anna Tsing (#2), antropóloga feminista que sueña -financiada con 5 millones dólares para sus investigaciones- con las deliciosas posibilidades de la vida en las ruinas del patriarcado y del capitalismo; Cao Fei (#7), artista china nostálgica de la revolución cultural maoísta -equivalente asiático del Kcho fidelista-, que lejos de criticar al sistema totalitario chino la emprende contra el impacto de las influencias capitalistas norteamericanas y japonesas en su país; Karrabing Film Collective (#8), 30 indígenas australianos que combaten con las cámaras de sus modernos móviles el colonialismo estatal que les paga los estudios y becas de 25000 dólares; el arqueólogo David Wengrow (#10), otro socialista trasnochado que sostiene que las culturas indígenas inventaron la democracia, pero que los malvados europeos les robaron la idea, y que la salvación futura de la humanidad radica en la condonación de todas las deudas -vaya, que la deuda es impagable-; o Achille Mbembe(#14), filósofo camerunés graduado de historia de África en la Sorbona, que opina que los palestinos son buenos, los judíos malos y los blancos lo peor del universo; aunque -cómo no- prefiere vivir y dar clases en Paris y Nueva York y no en Africa o en Palestina; por sólo citar algunos de los miembros de esa élite de feminazis, heterofóbicos, ecolohistéricos, supremacistas negros, genios del selfie y socialistas de caviar que conforman los Power Rangers del arte, hasta llegar al puesto número 100, ocupado por Mark Zuckerberg -que ya me dirán ustedes qué diablos pinta en el arte, a no ser que censurar pezones y vaginas sea importante para su evolución-; tan humilde e infinitamente correcto él que, probablemente, pagó a la revista para ocupar el modesto último lugar.

Por eso no es de extrañar que incluyan a Otero Alcántara y a Yunior García en el puesto 88 de las 100 personas más influyentes del arte mundial; aunque viendo lo rigurosa e imparcial que es su selección, daba lo mismo que los pusieran en el número 8.

Llámenme conspiranoico si quieren, pero no me podrán negar lo sospechosa o cuando menos curiosa que resulta la relación existente entre el lenguaje del arte moderno y la jerga actual de la izquierda política que develan ciertos términos que tanta desconfianza y cautela incitan, como apropiación, intervención, instalación y montaje; sinónimos todos de manipulaciones, embelecos, artificios y artimañas. ¿No es acaso una performance escenificación -o como diría La Lupe, falsedad bien ensayada, estudiado simulacro-, al igual que todo discurso político?

Históricamente, la cultura siempre ha servido como divisa del poder político, pero en este siglo 21 -majá o serpiente y dinero, en la charada china- donde el valor real en oro y plata del dinero ha sido escamoteado por bancas y gobiernos y sustituido por su representación virtual en ceros y unos, tampoco el arte necesita ya poseer verdadera calidad para ser valorado como tal y cotizado en el mercado internacional. Cualquier individuo puede ser considerado artista, estrella o incluso genio si lo grita bien alto y alguna “venelable institución cultulal” le hace eco y legitima, aunque no haya trazado o escrito una sola línea en su vida. De hecho, mientras menos talento e intelecto posea el supuesto creador, más valor e importancia le conceden esas instituciones, revistas y “autoridades” que cortan y reparten el bacalao de la cultura mundial. Y es que los artistas e intelectuales sin talentos ni criterios propios son mucho más fáciles de manipular y apuntar hacia cualquier dirección que interese a los poderes económicos y políticos que los fabrican o alquilan.

Reguetoneros sin voz ni conocimientos musicales, artivistas que no saben dibujar y dramaturgos que no saben escribir, son más baratos de producir y manejar que verdaderos músicos, artistas y escritores y, como no poseen más ética ni poética que las del dinero y del éxito, se les puede usar como marionetas para reproducir el mensaje subliminal de cualquier ventrílocuo político.

Resulta más rápido y menos riesgoso clonar el aspecto o apariencia de un líder afín, que invertir pacientemente en uno auténtico y esperar con los dedos cruzados a que no cambie de ideas o de bando sobre la marcha. Es más útil y eficaz disfrazar al lobo de oveja, al comunista de progresista, al totalitarista de demócrata, al lacayo de presidente, al ñame de ministro, al comisario de curador, al chivato de opositor, y al futuro espía de héroe.

M Aldito Menéndez es artista cubano. Figura emblemática del arte cubano de los ’80.

miércoles, diciembre 01, 2021

la carreta antes de los bueyes


 ellos tienen plataforma web y espacio en twitter, atragantarse es poco, falta de respeto de unos cuantos camaleones que ya se ven propietarios del ganado cansado, porque asî tratan a los cubanos, le quitan desde la voz hasta los deseos de liberarse.

la visa del yunior

 




martes, noviembre 23, 2021

Coladitos en NyORK


 

carcoma









 

Bienaventurados los suspicaces



Bienaventurados los suspicaces

Quienes han cerrado filas en torno a Yunior condenan incluso el derecho a ser suspicaz, y en su vehemencia confunden democracia con unanimidad


 LA HABANA, Cuba.- “Este es tiempo virtuoso, y hay que fundirse en él”, dijo Martí alguna vez. Los cubanos, fieles a su ideario, han hecho exactamente eso: fundirse, enloquecer, derretirse el cerebro con palabras y actitudes extremas. La última semana ha sido un jaloneo de opiniones incendiarias desde todas las orillas: Yunior García, Archipiélago, los presos políticos, “Patria y Vida”, la enfermedad de Osorbo, Luis Manuel Otero, son temas que desvelan mientras la escasez y el racionamiento se multiplican dentro de la Isla.

En apenas siete días un líder huyó a espaldas de sus compañeros de lucha; el opositor Eliecer Ávila protagonizó, desde el exilio, un exabrupto contra quienes criticaron dicha fuga; Yotuel acudió a la ceremonia de los Grammy Latinos ataviado con la bandera cubana al estilo del Drácula de Francis Ford Coppola; un periodista que experimenta sumo placer en usar su talento para agredir, se lanzó a la yugular de la actriz Beatriz Luengo con un ataque rayano en la misoginia y el racismo; y por si fuera poco, los defensores del líder escapista han decidido que nadie tiene el derecho de criticar su salida silenciosa del país, ni siquiera sus propios colegas de la plataforma Archipiélago.

Un vistazo a consciencia sobre el estado de opinión que ha dejado la partida de Yunior García, basta para apreciar que son muchos los cubanos que llevan dentro un Fidel Castro. Los intentos de silenciar cualquier comentario crítico con el manido pretexto de que lacera la unidad entre quienes se oponen al gobierno, recuerdan peligrosamente el hábito de los cuadros del Partido Comunista de posponer la discusión sobre temas incómodos porque “no es el momento adecuado”.

Quienes han cerrado filas en torno a Yunior condenan incluso el derecho a ser suspicaz, y en su vehemencia confunden democracia con unanimidad. Nada se le puede cuestionar al joven. Incluso algunos que atacaron con virulencia tremenda a Luis Manuel Otero Alcántara por haberle arreglado el cuello de la bata al médico esbirro del hospital “Calixto García”, justifican la decisión de Yunior porque “vale más exiliado, que preso o muerto”.

Bienaventurados los suspicaces, porque saben que la fuga de Yunior no fue la manera que encontró la Seguridad del Estado para salir de él. Yunior no mueve a la porción de pueblo que le quita el sueño al régimen; para eso están Osorbo y Alcántara, que siguen encerrados precisamente porque al castrismo no le conviene su energía en las calles de un país enfurecido.

Los suspicaces saben que si Yunior hubiera salido a enfrentar a la turba del repudio, lo peor que podía pasar era que le dieran, quizás, un par de pescozones y lo arrastraran a una patrulla; todo delante de la prensa extranjera que aguardaba a cien metros de su casa. Yunior García ha sido el cubano más mediático en los últimos meses. Todos los ojos estaban puestos en su chinita cabeza, en la marcha que él mismo había convocado. La dictadura no se hubiera atrevido a darle una paliza, mucho menos asesinarlo. El costo político habría sido terrible.

Un hombre con su inteligencia debió saber que la mejor opción el 14 de noviembre era salir y ser arrestado. Los cubanos de todas partes se encargarían de hacer campaña por su liberación y entonces España, tan dispuesta siempre a acoger a los disidentes del castrismo, hubiera hecho exactamente lo que hizo, pero sin necesidad de sacrificar la credibilidad de Archipiélago.

Yunior, que solo conoció el olor del Vivac muy brevemente a raíz de los sucesos del 11 de julio, se ha comportado como una víctima que lleva años siendo hostigada por la Seguridad del Estado. Un hombre que llevaba meses desafiando al régimen y aún así gozó de absoluta libertad de movimiento hasta el 14 de noviembre, incluso para tramitarse una visa “por si algo salía mal”, quiere hacerle creer al mundo que no tuvo otra alternativa.

Es inevitable pensar en las golpizas que ha sufrido Luis Manuel Otero, los secuestros, la exposición de su intimidad en redes sociales, el allanamiento a su casa, la destrucción de sus obras, la campaña mediática en su contra. Tampoco Luis Manuel es de mármol o bronce. Es solo un negro preso, al igual que Maikel Osorbo y Esteban Rodríguez; porque aunque les duela a los gendarmes de la racialidad que no quieren que se hable del tema, la solución de exiliar a los opositores blancos y encarcelar a los negros parece marcar tendencia.

La oposición que se autodenomina progresista está definiendo sus temas tabú. Prefiere mirar hacia otro lado cuando alguno de sus militantes actúa abiertamente en favor de la dictadura; no al estilo de un esbirro cualquiera, sino como un recurso estratégico para conjurar escenarios peligrosos.

Sobre tal proceder, que merece los más severos cuestionamientos, ni siquiera es posible manifestar sospechas sin ser acusado de divisionista. Nadie se ha vuelto a preguntar en qué paró aquella negociación entre una prestigiosa artista y la Seguridad del Estado, según la cual ella saldría del país a cambio de la liberación de 25 presos políticos; entre ellos Alcántara y todos los menores de edad encarcelados a raíz de las protestas.

Quien se atreve a poner estos temas sobre el tapete corre el riesgo de ser crucificado por las ciberbrigadas del repudio con lenguaje refinado, aunque no menos peligrosas que la chusma plantada frente a casa de un opositor. Son asuntos que han quedado a medias y en un olvido reprochable, mientras todos los medios de prensa se vuelven hacia el panegirista de turno, que ha comenzado ya su doble agenda anticastrista y antiembargo (no necesariamente en ese orden) en el país más comunista de Europa, el que más le ha sacado las castañas del fuego al régimen cubano.

ARTÍCULO DE OPINIÓNLas opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.

Javier Prada

Javier Prada

La Habana, 1979. Graduado de Lengua Inglesa por el Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”, durante ocho años fue maestro en los niveles de enseñanza Medio y Superior, donde también debió impartir clases de Historia de Cuba debido al déficit de personal docente. Desde 2014 se desempeña como profesor particular de inglés. En su tiempo libre se dedica a la pesca y el dibujo. Actualmente incursiona en la prensa independiente.

La manía izquierdista de la novísima disidencia

 


La manía izquierdista de la novísima disidencia

Los novísimos opositores de izquierda, a falta de talento, lo aparentan, manejando un lenguaje metatrancoso, salpicado de abundantes citas de filósofos griegos, de Marx, Gramsci y los sociólogos de la Escuela de Frankfurt

LA HABANA, Cuba.- De Yunior García Aguilera me sorprendió, como a todos, su apresurada partida a España, facilitada (digan lo que digan) por el chantaje de la dictadura. Lo que no me cogió por sorpresa fue su devoción por la izquierda que no se cansa de proclamar. En realidad, nunca la ocultó. En esa devoción se basaba su esperanza de que, apelando a la Constitución, al leguleyismo castrista, las instituciones de la cultura oficial y solicitando la mediación de Silvio Rodríguez, terminaría por convencer de las buenas intenciones de la Marcha Cívica a la dictadura que todavía llamaba “revolución” y consideraba reformable.

Conozco en la disidencia a muchos así, pricipalmente jóvenes y con pretensiones intelectuales. Son esos disidentes que antes de entrar en materia anticastrista -si es que alguna vez entran y no se van antes por las ramas y se quedan enredados en ellas-  creen necesario, imprescindible, declarar que son de izquierda, anticapitalistas y que aspiran, como si eso fuera posible, a un socialismo democrático y participativo.

En la plataforma Archipiélago abundan esos que, justo cuando el oficialismo arreciaba el barraje de su artillería contra ellos, atribuyéndoles siniestras intenciones a la marcha cívica, trataban de justificarse explicando que no eran de ningún modo “contrarrevolucionarios”, creían en la perfectibilidad del socialismo castrista y estaban en contra del embargo, que invariablemente llamaban “bloqueo”.

La novísima disidencia se opone al régimen de la continuidad inmovilista, por considerarlo desfasado y fallido, pero no rompe con los esquemas ideológicos del socialismo castrista, sigue atrapada en ellos, apropiada de su discurso y su metarelato, sin acabar de sacarse del alma a Fidel Castro y Che Guevara.

En Cuba, la manía izquierdista viene de lejos en la historia. En la República, luego de la revolución de 1930 contra la dictadura de Machado y hasta el triunfo de la insurgencia fidelista, en el espectro político predominó la izquierda. Y no me refiero precisamente al PSP (Partido Socialista Popular). Tanto los auténticos de Grau como los ortodoxos de Chibás eran de izquierda, socialdemócratas. Hasta Batista, que no dudó en pactar con los comunistas, fue alguna vez de izquierda.

Y luego vino el atontador bombardeo de adoctrinamiento ideológico al que han estado sometidos más de tres generaciones de cubanos durante los 62 años del régimen castrista.

No olvidemos que algunos de los más prominentes líderes de la primera oposición (Elizardo Sánchez, Manuel Cuesta Morúa, Vladimiro Roca) provenían de la izquierda.

En la mayoría de los casos de los novísimos disidentes, si no es producto de una confusa indigestión ideológica ese radicalismo izquierdista es pura pose esnobista, oportunismo. Sinvergüencería del hombre nuevo. Alharaca para llamar la atención mediática, pero sin quemar las naves, quedando bien con los muertos y no del todo mal con el matador.

Y hablo de la mayoría de los casos, porque en otros, el surgimiento de ciertos personajes es jugada preparada por el régimen para crear, a su imagen y semejanza, una oposición leal que esté disponible cuando necesite usarla para simular una apertura.

Muchos jóvenes, intoxicados desde la escuela primaria por el adoctrinamiento castrista, aunque se lo propongan, no disponen de otro discurso al que echar mano que no sea el que escucharon desde niños, cuando eran pioneritos por el socialismo. Por eso se apropian y replican con fervor de catecismo ese discurso.

Les crea sentimiento de culpa, cargo de conciencia, asquitos, que alguien pueda pensar que están a la derecha. Consideran que ser conservador abochorna, es de mal gusto, demodé. En cambio, ser progre, de izquierda, es chic, tiene onda.

La derecha, tan poco fotogénica, no parece conseguir tener la razón ni siquiera cuando efectivamente la tiene. La izquierda, que lleva la mejor parte en la guerra de los símbolos, luego de recomponerse como pudo de la debacle que significó el derrumbe del comunismo soviético en Europa Oriental, se apropió de causas de buen ver como el feminismo, el anti-racismo, el matrimonio igualitario, el multiculturalismo, el ecologismo. No importa si después que llega al poder se convierte en tiranía y tira esos temas por la borda. Hasta la justicia social queda relegada solo a los discursos.

Los novísimos opositores de izquierda, a falta de talento, lo aparentan, manejando un lenguaje metatrancoso, salpicado de abundantes citas de filósofos griegos, de Marx, Gramsci y los sociólogos de la Escuela de Frankfurt.

Estar a la izquierda, mostrarse como tal, les abre las puertas de los medios académicos e intelectuales en medio mundo. Con un poco de suerte, les lloverán los premios, las becas y los reconocimientos. Y si no los hay, no se dan por vencidos. Los lucharán denodadamente. Para autoalabarse y darse bombo no necesitan de sus abuelitas. Luego de tanto ninguneo colectivista, si de algo no carecen estos personajes de las nuevas disidencias es de petulancia, engreimiento y autosuficiencia. Se creen cosas y dándose ínfulas, haciéndose los sabihondos, los irreverentes, hablan, y escriben, hasta a veces bien, sin que alguien les haya pedido su opinión de lo que es y de lo que no es, de lo que saben y de lo que no. Lo demás es robarse el show. Y en eso, son expertos.

Algunos de estos personajes que lamentan los quieran expedientar como contrarrevolucionarios y “gusanos” (¡qué horror!), proclamándose anticapitalistas y socialistas, buscan raros posicionamientos políticos: bakuninistas, trostkistas, titoistas, etc. Y como si a alguien le preocupara su filiación sexual y las ideologías tuviesen que ver con el culo, presumen de ser pájaras y quir (así, no queer, para que no los crean pro-yanquis).

A cada rato, lanzan alguna piedrecita contra los Estados Unidos. Se encargan de recordarnos constantemente la conquista del Oeste, las bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki, los años de la segregación racial, la guerra de Vietnam. Les disgusta el american way of life. Pero eso es hasta que los dejan salir y van a parar a Miami.

Ya afincados en Miami, en México, Madrid, o donde sea, con la entrada a Cuba garantizada, siguen abogando por la izquierda y el socialismo, y hasta se muestran más comprensivos con “los defectos y los errores” del régimen castrista, que aseguran funcionaría mejor si no fuera por la hostilidad de los gobiernos norteamericanos.

¡Y con tanta payasada todavía quieren que los tomen en serio y los respeten!

ARTÍCULO DE OPINIÓNLas opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.

Luis Cino

Luis Cino

Luis Cino Álvarez (La Habana, 1956). Trabajó como profesor de inglés, en la construcción y la agricultura. Se inició en la prensa independiente en 1998. Entre 2002 y la primavera de 2003 perteneció al consejo de redacción de la revista De Cuba. Fue subdirector de Primavera Digital. Colaborador habitual de CubaNet desde 2003. Reside en Arroyo Naranjo. Sueña con poder dedicarse por entero y libre a escribir narrativa. Le apasionan los buenos libros, el mar, el jazz y los blues.