NO ES NORMAL, SER CUBANO NO ES NORMAL. No es posible que consideremos normal que nos hayan impuesto una dieta obligada a falta de escasez de alimentos, y que la hayamos aceptado. ¿Tú crees que sea normal que en la década del 80 viniese una novena de carne de res e hiciéramos cola para comprarla, como si el régimen fuera nuestro dietista o médico de cabecera?
No es normal que un asesino o un delincuente, de los que siempre han existido en la mentira de paraíso socialista de Cuba, pase menos tiempo en la cárcel que alguien que decide sacrificar una res, incluso siendo dueño de la misma. No es normal que nos hayamos conformado con un cake de bombón de 10 pesos, un pomo de peras en almíbar de Hungría o la revista Sputnik.
No es normal que decidamos tener cualquier pasaporte menos el cubano para sentir menos vergüenza o temor al pasar por un aeropuerto. Ni es normal que digamos, muy en serio, la frase de «hasta pa' Haití me voy», cuando los haitianos que recalan en Cuba por equivocación salen huyendo lo más rápido posible.
No somos una especie normal, no crecemos ni nos criamos en un ambiente normal. ¿A ti te parece bien fajarte con un vecino por un televisor Panda, o sacarle trapos sucios a un compañero de trabajo para ganarte un fin de semana en un campismo? ¿Qué persona normal pudo coger un huevo en la mano, o una piedra o un palo, para irle arriba al hombre o la mujer que te vio crecer, o siquiera a un extraño, por el hecho de decidir irse del país? ¿Qué clase de gente tan mala y nociva se puede ser para actuar así?
¿Te parece normal que hayamos perdido el sentido de nación, de pueblo, de tener el derecho a disentir, protestar o hacer huelgas? Empezamos a reírnos de nuestras desgracias, sin advertir que parte de esas desgracias las provocamos nosotros mismos. ¿Te parece normal que hayas vestido a tus hijos de Fidel o del Che, que los hayas llevado a desfiles o hayas permitido ponerle el nombre de esos dos delincuentes en sus caritas inocentes?
Me niego a aceptar como normal la falsa teoría de la abundancia de la década del 80, cuando tenías una libreta de cupones que te obligaba a decidir si ponerte un par de medias o andar sin blúmer una temporada, o tener las tetas al aire mientras le cedías a alguien de tu familia el calzoncillo atlético de tela.
No es normal, ni remotamente normal, que sigamos diciendo que «el cubano no llega a la Luna porque no quiere» cuando ni siquiera hemos podido, sabido o querido tumbar a la dictadura que campea en esta Tierra, pisoteándonos a diario. NO ES NORMAL.
¿A ti te parece normal la foto que acompaña este texto? Dándole vivas a un tipo despreciable que te tiene haciendo esa bazofia en la calle, que muchas veces sirvió de comida, y de única comida, para tantos en mi barrio. No es normal hacer una caldosa un 28 de septiembre para «homenajear» la creación de una organización que se dedicó a chivatear, envidiar, generar odio y separar a familias y amistades.
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