El patético y
decrepito gurú nacional prosigue con la saga:
“mi sapiencia esclerosada”. Hoy habla de “su” respeto a todas las religiones.
“Respeto “-dice –redescubriendo la palabra, a
tono con la expansión del Universo; sencillo y elemental respeto que puede ofrecer, de una vez por
todas, a los cubanos.
Si publica estas
inflexiones en un libro de aforismos místicos,
si un especialista traduce las asociaciones, sabremos si se trata de: ¿un ejercicio de vanidad tardía
manifiesto en una fallida reconversión como
escribidor de salmos alucinantes y risibles? ¿Si se trata de un complot
editorial para que la humanidad conozca el
hueco neuronal del dictador? ¿O si busca piedad?